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Las comunidades son grupos de personas que se unen para satisfacer objetivos comunes en aras de su consolidación. Por lo tanto, se requiere el desarrollo de un proceso de integración, el cual no siempre es fácil, ni surge de manera espontánea. A veces, es necesaria la intervención de un trabajador social, quien contribuya al logro de las metas planteadas, lo cual infiere definir muy bien, el perfil del trabajador social, de acuerdo con las características y necesidades del grupo a intervenir.
En otras palabras, el trabajador social es el profesional, quien planifica, desarrolla y evalúa un proceso de intervención en la comunidad para contribuir con su desarrollo social, a través de una acción coordinada con los voceros comunitarios y las instituciones gubernamentales. Aun cuando, en oportunidades, estas intervenciones pueden ser fomentadas por empresas privadas, por instituciones no gubernamentales, organismos internacionales o grupos religiosos. Por esta razón, el perfil del trabajador social, puede variar.
Es relevante, exponer que, la formalización científica del trabajo social comunitario, surgió en Estados Unidos de Norteamérica, a principios del siglo XX. Esta profesión emergió como respuesta a la necesidad de consolidar el desarrollo de algunas comunidades, donde la diversidad racial y cultural impedían en logro de la paz social. Al final de la segunda Guerra Mundial, esa nación estaba económicamente frágil. Por lo tanto, requería impulsar procesos de integración social que, a su vez, facilitarán motorizar la economía a través del trabajo.
No obstante, para ello, se debían integrar los variados intereses entre nativos e inmigrantes, en procura de un desarrollo sostenible. Pero, esta tarea de integración, debía ser realiza de forma organizada, sistematizada y orientada por unos objetivos específicos. Para entonces, también se evidencia la necesidad de determinar el perfil del trabajador social, de acuerdo con el requerimiento particular de ese momento histórico.
Así que, a partir de allí, el trabajo social es una estrategia de intervención que aborda situaciones societales colectivas, mediante la organización y la asociatividad, con base en la identificación de las necesidades y potencialidades del espacio social a ser intervenido. Es decir, que el perfil del trabajador social, siempre se ha vinculado con:
Después de establecer la raíz histórica del Trabajo Social, como profesión; Vale plantear que las competencias laborales del trabajador social, se vinculan con el desarrollo del liderazgo, la toma de decisiones, la comunicación efectiva y el desempeño de la ética profesional; ya que, normalmente, éste debe realizar las siguientes actividades:
Finalmente, el perfil del trabajador social, cuya función es la activación comunitaria; al mismo tiempo debe satisfacer las exigencias del perfil ocupacional determinado por la organización o empresa que lo contrate. Esto, en correspondencia con el área de intervención prevista, la cual puede ser: política, económica, social o de salud.
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