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La hidratación es fundamental para la recuperación de los pacientes. Precisamente, los profesionales de la enfermería cuidan de este detalle a través del control del balance hídrico, en el cual consideran las pérdidas insensibles. Pero ¿a qué aluden estas? En este texto, te contamos qué son las pérdidas insensibles, cómo calcularlas y los factores que inciden en el volumen de líquidos corporales. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
En el ámbito de la enfermería, el balance hídrico hace referencia al control de la ingesta y la pérdida de líquidos del paciente. Se trata de un procedimiento crítico que busca mantener, en niveles normales, el líquido corporal, el cual es fundamental para la homeostasis, parte del equilibrio fisiológico.
En la práctica clínica, los enfermeros cuantifican con precisión la administración de líquidos a través de diferentes métodos y técnicas, como el suero por vía intravenosa o la toma oral. Durante este proceso, se toman en cuenta las pérdidas corporales por medio de la orina, las heces o las pérdidas insensibles.
Con todo, el balance hídrico enfermería permite garantizar una gestión personalizada y efectiva de las necesidades del paciente, sobre todo, cuando este se encuentra en una condición médica compleja (estado crítico, postoperatorios, entre otros). Se debe evitar, en todo momento, tanto la deshidratación como la sobrecarga de líquidos, eventos que pueden incidir de manera negativa no solo en la recuperación, sino también en la salud de aquel.
Un detalle fundamental para tomar decisiones informadas es conocer cómo saber si el balance hídrico es positivo o negativo y, en consecuencia, actuar correctamente. Pues bien, diferenciemos los dos tipos de balance de líquidos en enfermería:
Además de estos dos tipos, encontraremos el balance hídrico normal, que es el más idóneo. Este se da en pacientes con un nivel de líquidos adecuado, ni en defecto ni en exceso.
Para calcular el balance hídrico de un paciente, debes restar la cantidad de egresos (en litros) a la cantidad de ingresos de líquido (en litros). Un resultado mayor a un litro producirá un balance hídrico positivo. En este caso, debes tener en cuenta los ingresos de líquidos (agua bebida, agua metabólica y agua en alimentos), y los egresos de líquidos (orina, heces, sudor, respiración...).
Algunas de las señales de un balance hídrico negativo son la sed excesiva, mucosas secas, pérdida de peso, fatiga u orina muy concentrada y oscura.
Ahora bien, dentro del balance hídrico, se toma en cuenta una condición conocida como pérdida insensible. ¿En qué consiste esta? Se trata de una forma de eliminación de agua que ocurre de manera imperceptible a través de la piel (cutáneo) y la respiración (pulmonar). Es una pérdida, en términos simples, poco perceptible en lo visual y en lo sensible. En promedio, un adulto puede llegar a tener una pérdida insensible de 800 cc en 24 horas.
Ahora bien, en enfermería, el incremento de esta pérdida puede ocurrir debido a diferentes factores coadyuvantes, como la fiebre, la ventilación mecánica y las quemaduras de extensión media o mayor. Hay que mencionar que, por su parte, esta pérdida se encuentra nivel de agua, por lo que no implican del todo a los electrolitos.
Calcular las pérdidas insensibles es fundamental en la gestión del balance hídrico del paciente, puesto que, según los resultados, se puede optar por la administración de fuentes de hidratación y el consumo de líquidos.
Las pérdidas de líquido en el organismo pueden dividirse en dos grandes grupos:
Al evaluar el estado de hidratación de un paciente, es indispensable tener en cuenta ambos tipos de pérdidas de líquido. De lo contrario, el balance hídrico sería inexacto.
¿Quieres conocer algunas pérdidas insensibles ejemplos? Con esta tabla en la que se muestra una escala de pérdidas insensibles dependiendo de factores que las aumentan y las disminuyen, podrás comprender mejor cómo funciona una calculadora de líquidos y cómo realizar un balance de líquidos en 24 horas. ¿Vamos?
El cálculo de las pérdidas insensibles se efectúa a través de una fórmula específica. Esta considera a la superficie corporal del cómo paciente como variable y, por lo tanto, como valor determinante para la medición.
Veamos las siguientes ecuaciones según el estado del paciente y descubrirás la fórmula de pérdidas insensibles más adecuada en cada caso.
0.5 ml x peso del paciente (kg) x hora
Ejemplo
Un paciente de 80 kg, con una temperatura de 37º C, puede experimentar las siguientes pérdidas sensibles durante 8 horas. Veamos:
0.5 ml x 80 kg x 8 = 320 ml
0.75 x peso del paciente (kg) x hora
Ejemplo
Un paciente de 75 kg, con febrícula de 37.8, puede experimentar las siguientes pérdidas sensibles durante 8 horas. Veamos:
0.75 x 75 kg x 8 = 450 ml
Temperatura entre 38 y 39 °C: sumar 20 ml por cada hora
Temperatura entre 39 y 40 °C: sumar 40 ml por cada hora
Temperatura entre 40 y 41 °C: sumar 60 ml por cada hora
Ahora ya eres capaz de realizar el pérdidas insensibles cálculo, ¿verdad? Recuerda que lo más importante es tener en cuenta determinados factores, como que las pérdidas insensibles en adultos no son las mismas que las pérdidas insensibles pediátricas, ni que las pérdidas insensibles con fiebre son iguales a las de un paciente sin estos síntomas. ¡Debes tener en cuenta todos estos factores antes de responder a cómo sacar las pérdidas insensibles de un paciente!
Este método, no obstante, puede requerir ajustes para adaptarse a circunstancias particulares como variaciones en la gravedad de la fiebre, el uso de dispositivos de ventilación o controlar las pérdidas insensibles neonatos. Estos factores pueden alterar la tasa de pérdidas insensibles y, por ende, deben considerarse en el cálculo para una gestión precisa del balance hídrico.
Ahora, ¿cuáles son los factores que pueden incidir en el volumen de líquidos corporales? Veámoslos con detalle:
La proporción de líquidos corporales varía a lo largo de la vida. Los neonatos presentan una mayor proporción de su peso en líquidos en comparación con los adultos, lo que los hace más susceptibles a desequilibrios. Por otro lado, los ancianos experimentan una disminución natural en el volumen de líquidos, lo que requiere una vigilancia especial.
Las diferencias en la composición corporal entre hombres y mujeres afectan el volumen de líquidos. Los hombres, con una mayor masa muscular, tienden a tener un porcentaje más elevado de líquidos corporales.
La relación entre la superficie corporal y el volumen de líquidos es directa. Una mayor superficie corporal implica una necesidad aumentada de líquidos para mantener la homeostasis.
Por eso, a la hora de calcular líquidos por superficie corporal debes tener en cuenta el tamaño de la misma. El cálculo de líquidos por superficie corporal es indispensable para obtener un balance exacto.
Los electrolitos, como el sodio y el potasio, son esenciales en la regulación del equilibrio hídrico. Las alteraciones en su concentración pueden provocar cambios significativos en la distribución y retención de líquidos.
Las proteínas plasmáticas, especialmente la albúmina, mantienen la presión oncótica y son fundamentales en la retención de líquidos en el espacio vascular. Las disminuciones en su concentración pueden conducir a desequilibrios como edemas.
Otros elementos claves pueden tener que ver con el estado de salud y clínico del paciente. Por ejemplo, las pérdidas insensibles paciente intubado o las pérdidas insensibles en quemados son distintas a las de pacientes con otros síntomas clínicos.
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Sebastian Rodrigo Canal Recharte
COPYWRITER
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