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¿Te has preguntado alguna vez por qué existen tantos personajes que dan regalos en Navidad? ¡Con 8 mil millones de personas en el mundo, no sería posible que los Reyes Magos alcanzaran a visitar a todos los niños del mundo en una noche! Además, los camellos pasarían mucho frío en ciertas zonas... ¿Te los imaginas caminando por las cumbres nevadas de los Pirineos?
Para acudir en su ayuda, en la época navideña muchos seres mágicos salen de sus casas para acudir en ayuda de Papá Noel, Santa Claus, los Reyes Magos y el niño Dios. El Esteru, las Anjanas, L’ Anguleru, el Tió de Nadal, la Chicharrona y el Olentzero recorren diversas regiones de España para llenar de felicidad los hogares. En esta ocasión, te contaremos quién es el Olentzero y otras curiosidades de la Navidad alrededor de su figura.
La noche del 24 de diciembre está impregnada de tradiciones mágicas alrededor del mundo. En Euskal Herria hay un personaje llamado el Olentzero, quien se convierte en la figura central de la celebración. También conocido como Olentzaro, Orentzaro y Onentzaro, se trata de un carbonero barrigón a quien le gusta mucho comer y beber, y baja de las montañas para visitar los pueblos la noche de la Navidad para llevar regalos a los niños.
Va vestido con ropas viejas y sucias de carbón, pero abrigadas para las noches frías de diciembre. Además, lleva una tradicional boina y un gran saco, para cargar los regalos, a sus espaldas.
Puede decirse que el Olentzero es una especie de Noel Vasco, que recorre pueblos y ciudades del País Vasco y Navarra, en España, y el País Vasco Francés.
El viejo carbonero, de acuerdo con la tradición vasca, es un jentil (pueblos originarios vascos) que avisa del nacimiento del niño Dios. Este personaje, arraigado en la rica cultura vasco-francesa, tiene una historia fascinante que se ha transmitido de generación en generación.
El Olentzero es mucho más que un simple portador de regalos; es una figura mitológica arraigada en las celebraciones del solsticio de invierno. Este ser legendario es conocido por recorrer las calles en la noche de Navidad, compartiendo su generosidad y esparciendo la alegría festiva. Hoy en día es un ser bonachón, pero no siempre fue así.
El Olentzero antiguamente era concebido como un ser malvado, que tenía 365 ojos para observar a los niños todos los días del año. El personaje navarro, nacido en el pueblo de Larraun, recogía a los niños que se portaban mal y se los llevaba al bosque para devorarlos.
También se decía que ingresaba por la chimenea y degollaba a los niños que no se portaban bien con sus padres. No obstante, su historia ha ido mutando hasta ser el viejo amigable en el que se ha convertido hoy.
La figura del Olentzero es única en su esencia. A diferencia de Papá Noel o Santa Claus, este personaje no se limita a traer regalos a los niños y niñas; también tiene la costumbre de recoger peticiones y, de manera peculiar, solicitar dinero en algunas regiones. Es una tradición singular que añade un toque de autenticidad a las celebraciones navideñas.
Su origen también está relacionado con el fuego y las celebraciones que los cristianos llamaron paganas. De hecho, olentzero también es el nombre que ha recibido un tronco de madera echado al fuego. Por eso, la relación de este personaje con el carbón.
Una forma encantadora de celebrar la llegada del Olentzero es a través de la tradicional canción que lleva su nombre. Esta melodía, transmitida de generación en generación, es entonada con entusiasmo por niños y adultos por igual durante la noche del 24 de diciembre.
La letra de la canción no solo relata la historia del Olentzero, sino que también se convierte en un vínculo entre las generaciones, conectando el pasado con el presente. Cada estrofa resuena con la magia de la mitología vasca y crea un ambiente festivo único durante la noche de Navidad.
La canción cuenta cómo este personaje anuncia el nacimiento del niño Dios y, además, con picaresca, señala su voraz apetito o gusto por la bebida y la comida. Esta es la canción (en Euskera).
Olentzero joan zaigu
mendira lanera intentzioarekin
ikatz egitera.
Aditu duanian
jessus jaio dala
lasterka etorri da
berri ematera.
Horra, Horra,
gure Olentzero
pipa hortzian duela
eserita dago.
Kapoiak ere baitu
arrautzatxuekin
bihar meriendatzeko
botila arduakin.
Olentzero buru handia
entendimentuz jantzia
bart arratsean
edan homen du
hamar arruko zahagia.
Bai urde tripaundia
trala larala
trala larala
bai urde tripaundia
trala larala trala lara.
Aunque la fama del Olentzero es enorme, tiene una compañera maravillosa que cada vez cobra un papel más importante. ¡Se trata de su esposa, Mari Domingi! Esta pastora y agricultura enriquece esta celebración. Lleva un traje típico de la Edad Media y una canasta donde carga deliciosos manjares para la Noche Buena.
Además de Mari Domingi, el Olentzero tiene un fiel compañero de cuatro patas: su burro. Aunque este leal amigo no tiene un nombre específico en las historias, su presencia es esencial para el recorrido del Olentzero por las calles. El burro se convierte en testigo de la generosidad del Olentzero, llevando consigo la magia de la noche de Navidad.
Con seguridad, uno de los deseos del Olentzero para este año será un Curso de Preparación y Acondicionamiento del ganado equino para su presentación en exhibiciones y concursos, para que su burro luzca como una estrella en el desfile por los pueblos.
Este día, los niños y niñas se visten como el Olentzero y Mari Domingi para recorrer las calles y celebrar la Navidad. Se trata de un evento muy valioso, que reúne a las familias para celebrar en torno a esta figura.
Entre música y ricas comidas, los niños y niñas entregan sus deseos al personaje con la ilusión de que traiga aquello que han pedido.
En resumen, la leyenda del Olentzero es una joya en la corona de la mitología vasca. Mientras en otras partes del mundo la atención se centra en Papá Noel y los Reyes Magos, en el corazón del País Vasco, el Olentzero ilumina la noche del 24 de diciembre con su propia luz única. La tradición de recorrer las calles, la peculiaridad de pedir dinero y la compañía de Mari Domingi y el burro hacen de esta celebración una experiencia verdaderamente inolvidable.
Así que, la próxima vez que escuches la melodía del Olentzero resonando en las noches mágicas, recuerda la rica historia y la autenticidad que esta figura mitológica aporta a las celebraciones navideñas vascas. Asimismo, si alguna vez viajas a Euskadis, no olvides visitar en Mungia (Vizcaya) la casa del Olentzero. Se trata de una bella residencia del siglo XVI en donde se encuentra un centro de interpretación de la mitología vasca llamado Izenaduba Basoa.
En la transmisión de tradiciones de generación en generación, hallamos la esencia misma de nuestra identidad cultural. Al compartir con los niños las riquezas de nuestras costumbres y experiencias acumuladas a lo largo del tiempo, no solo les brindamos un acceso directo a las raíces de su herencia, sino que también les otorgamos las herramientas para comprender y respetar la diversidad.
En este acto de compartir, construimos puentes entre generaciones, tejemos un hilo que une el pasado con el presente y que, con suerte, perdurará en el futuro. Por eso, si te interesa la educación infantil, te recomendamos que conozcas nuestro Curso talleres infantiles y Curso igualdad y diversidad en el aula.
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