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Fijarnos metas para crecer es una forma de creernos capaces de ir contra las adversidades y encontrar lo que nos proponemos. Es así, las metas nos hacen caminar y llegar a ser mejores. Uno de esos grandes propósitos es signado en el ámbito laboral por la carrera que escogemos. En ese sentido, el objetivo de vida profesional lo situamos muchas veces, en primer lugar, dentro de una larga lista de metas o propósitos.
Antes de ahondar más en este tema, es importante que se tenga en claro de qué se habla al tocar el tema de un objetivo de vida profesional. Se trata de las metas personales que tiene alguien en el ámbito profesional.
Un objetivo es un punto claro que se quiere alcanzar, pero para poder tener éxito es necesario construir un plan que abarque pequeñas metas que deben ser cumplidas. Primero que nada es necesario establecer la trayectoria formativa que se desea tener, en ella se debe presentar con claridad la carrera profesional que se quiere estudiar.
Analizar correctamente los intereses es vital, pues a partir de allí es posible determinar en qué campo se puede desarrollar correctamente la persona. Tener un proyecto claro permite que el objetivo de vida profesional pueda cumplirse.
Este estilo de vivir inicia en los últimos años de estudios superiores. Algunas veces, desde que estamos en edad para ejercer en un empleo o cuando escogemos aprender de forma empírica una habilidad o conocimiento. Pero, generalmente, la vida profesional, se caracteriza por la culminación de nuestra carrera, cuando realizamos las prácticas profesionales y más adelante, cuando obtenemos nuestro primer empleo como profesionales graduados.
En ese sentido, nuestro perfil ocupacional empieza a desarrollarse cuando adquirimos esa primera experiencia luego de la universidad. A medida que avanzamos, los construimos, agregando más capacidades, habilidades y aprendizaje a nuestro currículum vitae, ampliando de esa forma nuestras expectativas en el campo laboral.
La importancia de establecernos un objetivo de vida profesional, radica en la satisfacción que esto nos genera como personas, es decir, también damos fortaleza a nuestro perfil personal, el cual está bastante relacionado con el profesional.
Por otro lado, tener una formación profesional nos da una amplitud en saberes, nos hace innovadores, creativos, capaces de planificar formas de resolución de problemas, nos convierte en personas más comunicativas, colaborativas, sensibles y tenaces ante cualquier obstáculo.
Para lograr una meta, solo hace falta establecerla, ser perseverantes y disciplinados. Cuando culminamos nuestros estudios de Bachillerato, creamos un proyecto de vida personal, y allí incluimos la vida profesional. Ambos perfiles se sustentan en una estructura que conforman la familia y otros factores influyentes.
Antes de iniciar estudios superiores, tomamos en cuenta qué tiempo dedicaremos a nuestra profesión y cuánto a nuestra familia.
Por consiguiente, nos enfrentamos a una asociación implícita entre el perfil ocupacional y el perfil personal, pues uno corresponde al otro, se complementan, pero también pueden convertirse en obstáculo, uno del otro.
Es por ello, que antes de escoger la carrera que decidirá nuestro futuro, debemos evaluar si dejar de pasar tiempo con nuestros familiares o no conformar una familia, será contraproducente, o viceversa.
Para lograr como meta personal graduarse y obtener un título de profesional, debemos analizar si nuestras habilidades y capacidades responderán de forma satisfactoria a los estudios de la carrera que escogimos al culminar el Bachillerato. Por ejemplo, ¿Tenemos el perfil de un docente o de un deportista? ¿Somos buenos para la Mecánica o la Medicina?
En estos casos, es importante realizar las oposiciones y los exámenes o pruebas de vocación que nos orientarán en la elección de una carrera, y de esa forma alcanzar los propósitos que nos planteamos.
Sin embargo, también existe la forma del autoconocimiento que nos permitirá descubrir en nosotros características como: habilidades para la gestión, comunicación, administración, matemáticas, resolución de problemas técnicos o mecánicos, describir fenómenos naturales, entre otros.
Una duda válida que pueden tener muchas personas, es de qué forma se pueden presentar en su hoja de vida lo que ellos perciben como su objetivo de vida profesional, debido a que esta información para las empresas puede ser altamente valorada.
Algunos ejemplos que pueden servir para tener una mejor idea de cómo presentar esta información en el currículum son:
Se evidencia con claridad cómo se resalta una forma para obtener el éxito, que las personas tengan el camino claro resulta de gran utilidad para cualquier tipo de compañía. Tener empleados que no se rindan hasta cumplir los objetivos es lo que todo el mundo desea.
La obligación de trabajar usualmente es la principal causa de deserción, pues las personas se sienten desmotivadas, pierden el norte con respecto a su objetivo de vida profesional o sienten que se encuentran estancados. Con este punto se presenta el impulso que se tiene para replantearse nuevas metas y seguir avanzando.
Con este tipo de puntos se puede demostrar que si bien es cierto que el trabajador se esforzará en lograr sus objetivos, se va a sentir a gusto mientras lleva a cabo todo el proceso.
Muchas personas suelen usar estos objetivos para tener un impulso a la hora de buscar trabajo, pero pueden exagerar con respecto a la información, lo que trae consigo una mala percepción del profesional.
Incluir las metas personales como por ejemplo, si se aspira a un cargo en el que se puede ir ascendiendo es una buena idea, ya que demuestra que se tiene compromiso con la empresa, por el contrario si el cargo no tiene opción a obtener un ascenso no se debe colocar esa aspiración, pues desde el departamento de recursos humanos se puede percibir esto como un causante de depresión laboral.
Algunos de los puntos para desarrollar correctamente un objetivo de vida profesional son:
Para comprender de manera apropiada y más profunda todo sobre el objetivo de vida profesional sugerimos leer, comprobar algunas competencias realizando cursos o un taller cuando aún no escogemos qué carrera estudiar, buscar trabajos informales, entrevistar a profesionales en cualquier área, entre otras estrategias de indagación.
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