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Ser un especialista en música implica conocer todas sus tendencias. Si quieres saber más sobre el nuevo boom de la música mexicana, ¡en este post encontrarás todo lo que necesitas saber al respecto!
Desde hace algunas semanas, muchos artistas mexicanos se encuentran entre las primeras tendencias en plataformas de streaming. Las colaboraciones con Bad Bunny y Bizarrap, por nombrar algunos ejemplos, han catapultado al regional mexicano al éxito internacional en una industria musical copada casi por completo por el reguetón y otros géneros urbanos. Estamos, entonces, frente al nuevo boom de la música mexicana y, por lo tanto, ante su imparable crecimiento. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
En lo que sigue, podrás encontrar la información más relevante sobre el nuevo boom de la música mexicana. Asimismo, hacia el final de este artículo, encontrarás la mejor formación 100 % online para que puedas alcanzar el éxito profesional.
Si hay un país en el mundo del que se sabe, aunque sea un poco, ese es México. Su historia y riqueza cultural resuenan en diversos ámbitos, y no necesariamente en aquellos que están circunscritos a las aulas de escuelas y universidades, donde se estudian con entusiasmo.
Aunque en apariencia el interés general se centre en su legado arqueológico y su variada gastronomía –que se ha convertido en una de las más famosas junto con la comida china e italiana–, México ha calado en la cultura hispanoamericana a través de una amplia gama de producciones, entre las que resaltan los programas de televisión –como las telenovelas y el archiconocido Chavo del 8– y la música.
Precisamente, sus ritmos y artistas se trasladaron más allá de sus fronteras para hacer conocidos las rancheras y los boleros –quién no conoce al Trío los Panchos o a J. Solís–, así como la típica imagen de los mariachis tocando y cantando en la plaza Garibaldi de la Ciudad de México.
A pesar de que en muchos países latinoamericanos se entonen “Las mañanitas” para anunciar y festejar un cumpleaños, o se cante “Bésame mucho” como muestra de un amor infatigable, la música mexicana va más allá de los géneros que alcanzaron mayor difusión durante el siglo XX, incluido el rock en español.
Los países latinoamericanos cuentan con una gran diversidad musical. Muchas de sus composiciones –enmarcadas bajo el rótulo de folclore o música tradicional– se han transmitido de generación en generación a través de una aquilatada identidad local, cuyos orígenes se remontan a la confluencia entre las culturas prehispánicas y la cultura española durante la época colonial. Sea en alguna lengua indígena o en español, estas canciones reflejan la idiosincrasia de sus gentes, la manera en la que entienden el mundo y, sobre todo, cómo se sitúan en este.
México –como puede intuirse– es un caso modélico al respecto, tal y como ocurre, por ejemplo, con Colombia y Perú. Con hondas raíces, contactos y herencias, no solo hizo suyos ritmos e instrumentos de otras latitudes, sino también que los adaptó para crear géneros sin par que, a lo largo de los años, han cautivado a locales y foráneos. Esto, desde luego, está lejos de ser una casualidad: la gran difusión de su cultura y la presencia de mexicanos alrededor del mundo –sobre todo en Estado Unidos– han permitido la visibilidad de estas formas de hacer música.
De hecho, conocida en México y, más recientemente, en todo el mundo como música regional mexicana, esta denominación agrupa a un conjunto muy amplio de estilos entre los que se encuentran las bandas, los corridos, los sones, los norteños, entre otros. Utilizan contrabajos, acordeones, violines, guitarras, güiros, arpas, tubas y otros instrumentos que surgieron de la adaptación de otros, como el requinto y el bajo quinto. La confluencia de estos provoca, a todas luces, un estilo inconfundible ante los oídos del público.
Si a México le faltaba algo en el reconocimiento de su cultura, podríamos decir que solo le quedaba internacionalizar sus ritmos regionales. Con los ojos puestos en la expansión de estos, la industria musical entendió pronto el potencial de estos géneros más allá de Norte América. El rápido crecimiento de artistas como Natanael Cano, Eslabón Armado, Grupo Frontera y Peso Pluma –la sensación del momento– es solo una consecuencia de la presencia del regional mexicano en plataformas como YouTube, TikTok, Instagram, Facebook y Spotify desde hace algunos años.
Pero lo que caracteriza a estos géneros y quizá con mayor atractivo que las colaboraciones entre artistas y productores –como Bizarrap–, es el uso que hacen de los instrumentos y el particular sonido que aportan a las composiciones. La batería –acústica o eléctrica–, el acordeón o, en algunos casos, los sonidos electrónicos no causan mayor sorpresa en el público, puesto que son ampliamente incluidos en otros géneros. Pero sí llama la atención la cadencia y timbre de lo que, en apariencia, es una guitarra.
Esta aparente guitarra puede ser, en realidad, un requinto, un bajo quinto o un bajo sexto. Se utilizan en todo el regional mexicano en función del subgénero en el que son más habituales y resaltan por aportar un color y brillo diferente a las composiciones que los utilizan. Esto hace que se pueda reconocer, al instante, el género al que pertenecen.
De un tamaño menor al de la guitarra, el requinto posee seis cuerdas afinadas dos tonos y medio más agudos que esta (A, E, C, G, D, A). Esto aporta un sonido propicio para realizar punteos que acompañan la armonía.
En el caso del bajo quinto y el bajo sexto, estos instrumentos de origen también mexicano cuentan con cinco y seis órdenes de cuerdas dobles, respectivamente, afinados en octavas y en la misma frecuencia. Así, el bajo quinto se afina en F, C y G en la misma frecuencia, y D y A con octavados. Con respecto al bajo sexto, se afina en F, C, G en la misma frecuencia y D, A y E en octavas. Estos dos últimos, al tener cuerdas dobles, aportan un sonido brillante y lleno. A su vez, se constituyen en la seña identitaria del regional mexicano.
La industria musical, tal y como la conocemos, suele ser caprichosa y justa a la vez. Por esta razón, es imposible saber cuándo aparecerá una nueva tendencia que acabe con el reinado que ahora experimenta el regional mexicano, con los corridos tumbados, la banda, el norteño y otros más que poco a poco salen de sus límites geográficos.
Lo que sí queda claro es que ha surgido un nuevo gusto en la audiencia: gracias al trabajo de jóvenes artistas, mucha música que antes se entendía solamente como tradicional, hoy forma parte de la música moderna, una que cambia y se adapta constantemente.
Pero lo más importante de todo esto es que, desde hace algunas décadas, Latinoamérica se encuentra hermanada más allá de la cumbia y otros géneros musicales. El idioma común ha permitido que la cultura latinoamericana encuentre un lugar privilegiado frente al mundo. Desde Occidente y Oriente hasta el norte y el sur, el español ha permitido el crecimiento de estilos que se escuchan en todo el mundo. Lo que inicio como un boom del reguetón hoy es el boom de la cultura de millones de latinoamericanos.
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Cristina Polo Calvo
COPYWRITER
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