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La invención de la imprenta fue uno de los inventos más influyentes de la Edad Media. Esta invención permitió la producción en masa y la distribución del conocimiento al pueblo. Tuvo un gran impacto en las esferas social, religiosa, política y económica.
Antes de la imprenta de Gutenberg, de la que tanto hemos oído hablar, hubo otras predecesoras, pero mucho más rudimentarias. Una de ellas fue la creada entre el año 1041 y 1048 por el inventor chino, Bì Shèng. Este diseñó el primer sistema de imprenta de tipos móviles con papel de arroz. Por su complejidad a la hora de tallar las letras chinas, este modelo no fue muy extendido.
Del acabado final en la imprenta depende gran parte de la profesionalidad de un diseño. A lo largo de la historia de la imprenta, se han ido perfeccionando los métodos de impresión e incorporando la tecnología más eficiente.
Descubre en este post la gran importancia que este avance supuso para la historia de la humanidad.
Johannes Gutenberg fue un orfebre alemán nacido en el siglo XV que, gracias a su amor por el conocimiento y a sus habilidades con los metales, pudo definir y desarrollar la imprenta con placas metálicas que hoy conocemos. Como antes se ha mencionado, sería injusto atribuir todo el éxito del invento a este individuo, ya que, en Francia, Italia y Holanda, también aparecieron otros inventores que se acercaron mucho, no obstante, Gutenber fue quien más lejos llegó en la invención de este artilugio.
Johannes Gutenber era gran conocedor del proceso de fundición y maleabilidad de los metales, lo que le permitió desarrollar la imprenta moderna de tipos móviles en 1440. Además, su rigor religioso y su buena relación con el clérigo de la época, hicieron que tuviera material suficiente para imprimir y experimentar con las primeras copias. De hecho, la primera obra que se extendió entre el gran público fue la Biblia, en 1445.
Antes de existir esta maravillosa tecnología, la única información a la que se podía acceder, o no, era a la manuscrita por los religiosos o nobles que sabía escribir (que no eran todos). Además, el acceso al conocimiento estaba muy limitado, porque la mayoría de los ciudadanos tenían contacto alguno con las clases altas. En consecuencia, la única cultura a la que podía llegar la gente de a pie, era a la popular. Esta se transmitía verbalmente y las historias se iba tergiversando según iban siendo contadas por unos y otros. Por eso, no es de extrañar, que el pueblo no tuviera conocimientos científicos o veraces en relación con el mundo que les rodeaba. Estas historias, costumbres y en general, formas de comunicación, conformaban el folclore popular.
En la época del Feudalismo medieval, los reyes solo otorgaban la potestad de reproducción y difusión de conocimientos a la institución religiosa. Así, controlaba y prohibida los temas que no le interesaban que se supieran entre la población y les permitía extender los temas más les interesaban para su reputación. La invención de la imprenta vino con el Renacimiento y la intelectualidad es un concepto clave que marcó un hito.
Con la ampliación de los libros y el aumento de producción, la gente humilde comenzó a interesarse por la lectura y la escritura y se despertó la necesidad general de conocer el mundo que les rodeaba. Luego se construyeron más imprentas y cada vez era más fácil producir y distribuir información. La imprenta se convirtió en un fenómeno de masas imparable que llegó a toda Europa.
Todo iba sobre ruedas cuando, en la noche del 27 de octubre de 1462, Magnucia fue asaltada por las tropas del príncipe Adolfo II de Nassau, también arzobispo de la ciudad y quien no estaba de acuerdo con la democratización del conocimiento. Entre cruentas batallas y saqueos, los impresores vieron peligrar sus negocios y emigraron forzosamente a otras ciudades lejanas de Magnucia a lo largo del Rin.
A partir de esta fecha, los artesanos de la imprenta fueron transmitiendo su profesión de generación en generación hasta extenderse por toda Europa.
En cuanto a Gutenberg, también sufrió la represión de Adolfo II, quien confiscó su casa y lo mandó al exilio. Más tarde, el ya rey, reconoció su valía y lo integró en su corte junto a su familia, prometiéndole un pago anual, comida y vestimenta.
Con el descubrimiento de América, la imprenta llegó a Latinoamérica y con la apertura del comercio con otros continentes consiguió llegar a oriente. No obstante, en esta zona tenían sus propios métodos de impresión y la imprenta de Gutenberg no caló tanto en la sociedad de allí.
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