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En el contexto actual, caracterizado por la globalización y el avance de la digitalización, han surgido nuevos problemas, asociados con la deserción escolar y la frustración de profesionales insatisfechos con su desempeño laboral. Esta realidad, evidencia la importancia del docente orientador, quien ahora debe desarrollar actividades no relacionadas con las tradicionales funciones del orientador educativo en el plantel, donde ya no es visto como un turista, sino como un activador de la cultura institucional.
De acuerdo con este nuevo contexto, entre las funciones del orientador educativo en el siglo XXI, destacan su aporte en la construcción de una visión sobre la atención a la diversidad, además del apoyo a los docentes, los estudiantes y a los integrantes de su entorno familiar, para contribuir en la resolución de problemas como el abandono escolar. El docente orientador, también, debe fortalecer los procesos de comunicación horizontal y el diálogo entre el centro escolar y la comunidad.
Un orientador educativo es una persona que ofrece un servicio técnico, personal y sistemático a los estudiantes del centro docente (colegio o instituto), con el objeto de ayudarlos a conocerse a sí mismos: sus modalidades, sus restricciones, sus gustos académicos, la profesión futura que desee ejercer, o aquella para la que se encuentre realmente cualificado, etc.
Así, el estudiante va a estar reportado en todo instante, va a tener un entendimiento propio sobre él y su situación educativa, personal y conocerá su ámbito, para de esta forma poder tomar las elecciones correctas alcanzando el mayor desarrollo personal, social y académico dando sitio a la transición lógica y natural de infante a habitante independiente e independiente.
La figura del orientador educativo es primordial. Por dicha razón, está presente en todos los centros con el propósito de conformar al alumnado que está cursando secundaria, bachillerato u otra actividad formativa (ciclos o formación profesional). No obstante, en la gran mayor parte de los casos se desconoce las funciones del orientador educativo.
Seguro que nos hemos dado cuenta de que la figura del orientador educativo es importante en los centros de secundaria. Sin embargo, vamos a recopilar varias de las funciones del orientador educativo más relevantes en una especie de resumen:
Ahora ya tenemos la posibilidad de descartar esas creencias que nos hacían pensar que el orientador educativo no poseía ni una funcionalidad fundamental en los centros. Como hemos comprobado, sus tareas son relevantes y en última instancia constantemente permanecen enfocadas a mejorar las prestaciones que da el centro.
Uno de los aspectos relevantes que ha redimensionado las funciones del orientador educativo es que, este profesional se ha convertido en la pieza clave para detectar, tempranamente, cualquier problemática educativa o relacional entre los alumnos. Debido a sus conocimientos sobre psicología, puede asesorar al docente en el desarrollo de estrategias para la resolución de conflictos y el fortalecimiento de procesos de inclusión.
Igualmente las funciones del orientador educativo en la actualidad, implican el contacto directo con las familias de los alumnos de primaria y bachillerato para asesorarlos en la aplicación de estrategias de aprendizaje, relacionadas con la diversidad funcional, la cual es una de las causas más recurrentes en la deserción escolar. También, destaca la importancia del docente orientador en la identificación de indicios de maltrato infantil o de abuso doméstico, situaciones que afectan el normal desarrollo psicoemocional de los estudiantes.
En el ámbito interno del plantel, este profesional debe intervenir cada vez más, en el asesoramiento a los docentes sobre cuestiones metodológicas y organizativas; así como en la evaluación del desarrollo de proyectos dirigidos a fomentar el respeto por la diversidad de género o de cualquier otro tipo, la tolerancia, la participación comunitaria en la planificación de planes especiales de desarrollo local y la convivencia democrática.
Son funciones del orientador educativo asesorar a los docentes en la aceptación de estrategias didácticas y metodológicas acordes con las características de la vida actual. Así mismo, organizar equipos docentes para la actualización curricular, la programación de contenidos, la inserción de nuevas estrategias de evaluación del aprendizaje y el estudio de ofertas de formación que satisfagan las necesidades del mundo globalizado.
Las emergentes funciones del orientador educativo, evidencian la necesidad de elevar la competencia científica de este docente vocacional en el uso de sus capacidades cognitivas, conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes, para asegurar su eficiente desempeño profesional.
Por lo tanto, el docente orientador del siglo XXI deberá asumir estrategias que garanticen su autoformación, sobre todo en áreas inherentes a la resolución de conflictos, la planificación estratégica y el uso de nuevas tecnologías de información y comunicación, TIC.
Una vez que hablamos en nuestros propios artículos del valor de hacer cambios a grado educativo y formativo en los salones continuamente hacemos alusión al alumnado, las familias y los maestros.
Todavía de esta forma, existe una figura que frecuentemente no se menciona, sin embargo que tiene un papel sustancial en la enseñanza, convivencia y la habituación a los nuevos tiempos de los espacios educativos: se trata del orientador educativo.
Se necesita empoderar la figura del orientador educativo en los colegios. Resaltar el costo que aportan y visibilizar la necesidad de conceder herramientas para monitorizar la convivencia. Requieren además poder ejecutivo y elección en el momento de tomar elecciones estratégicas del centro docente.
Los pequeños se enfrentan en la actualidad a un mundo conectado para el que en varios casos, sus familias y educadores no permanecen preparados. Esto origina infinidad de peligros a los que permanecen expuestos como adicciones, acoso escolar, ciberbullying, hurto de información, contactos peligrosos … Sin embargo, además les da oportunidades como el trabajo colaborativo, novedosas posiciones en el mercado laboral.
Para gestionar todo lo mencionado requieren una persona de alusión que les aconseje, secunde y guíe. Esa persona de alusión es el orientador educativo o pedagógico.
El orientador educativo labora en un centro estudiantil. Además de ser el profesional que guía a los alumnos en sus elecciones en cuanto estudios de futuro es el que se ocupa de los casos problemáticos de indisciplina e instituye las expulsiones y medidas correccionales.
Para ser docente orientador es necesario una titulación universitaria que acredite la calidad de la educación o el razonamiento de los procedimientos. En específico, es aconsejable aprender el nivel de educación Infantil, educación primaria, Psicología o Pedagogía y posteriormente, cursar el máster oficial de Instructor de Secundaria, especialidad Orientación.
Por lo cual tiene relación con la formación complementaria tras la universidad. Te interesará saber que también hay tutorías de orientación pedagógica, apoyo psicológico y psicopedagogía que te van a permitir obtener los conocimientos y las capacidades primordiales para laborar como orientador educativo.
En síntesis, las funciones del orientador educativo en este siglo, lo redimensionan como: Asesor, consultor, agente de cambio, terapeuta y formador; y para ejercer con pertinencia las nuevas funciones que sistema educativo actual requiere, el docente orientador debe actualizarse permanentemente y desarrollar un proceso de aprendizaje continuo. Euroinnova Formación, tu escuela de negocios para la formación online, ofrece a los profesionales dedicados a la orientación académica, la capacitación que mejor se adapta a los nuevos roles que estos deben desempeñar en el siglo XXI.
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