Cómo ser un buen abogado litigante

¿Cómo ser un buen abogado litigante?

¿Cómo ser un abogado litigante? La profesión de abogado llama la atención. Pero si no se ejercita bien puede suponer problemas. La profesión de abogado tiene buena fama. De manera habitual los padres animaban a sus hijos a intentarlo ya que era señal de prestigio y buen futuro. Aunque bien es cierto que en la sociedad existen estereotipos muy marcados apelando a su energía, su labia, o su sentido de la ética.

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El abogado litigante se trata de un profesional especializado en resolver estos conflictos, en representación de una persona u organización. Su función consiste no solo en defender a su cliente en el momento del juicio, sino, además, en analizar la causa para establecer la mejor estrategia y asesorarlo durante todo el proceso.

El abogado necesita disponer de una serie de destrezas personales para llevar a cabo su función como se espera de un profesional del Derecho. Por ello, hoy vamos a ver Cómo ser un buen abogado litigante.

Como abogado debes transmitir confianza, darles tranquilidad

Aunque todos tenemos nuestras ideas sobre cómo debe un ser un buen abogado, lo cierto es que aparte de saber comunicarse, hay mucho más. Yo destacaría como principal, la confianza. Un abogado debe transmitir confianza. De hecho, cuando solicitamos lo servicios de aun abogado es porque posiblemente nos veamos en apuros y necesitamos asesoramiento.

Es ahí, donde destaca el nivel de integración y dedicación de un buen abogado. Un abogado debe ser sincero con su cliente, cercano a él para exponerle de una forma clara y sincera la situación en la que se encuentra y las posibles salidas que tiene. Los casos se pueden perder o ganar, pero si el cliente se lleva la sensación de que el abogado es de fiar es muy posible que el cliente recomiende sus servicio. El boca a boca, digamos que es una de las principales vías que puede aprovechar un abogado para darse a conocer.

Por ello, transmitir confianza y serenidad como abogado es uno de los factores por lo que posiblemente te elijan a ti como defensor. Además, es necesario considerar que sobre el abogado recae mucha responsabilidad, casos de tremenda trascendencia para su cliente. Debes ser próximo, trata de llevará a cabo una ética sólida. Se trata de ser un buena abogado, pero además un amigo que realmente desea ayuda a su amigo a solventar los problemas que tenga.

Si un abogado no sabe persuadir, ¿Qué le queda?

En la forma de ser de cualquier letrado deben caber estas tres capacidades: discusión, persuasión y negociación.

Lógicamente si aparece el rol de un abogado, es porque previamente ha estiro un conflicto y hay opiniones puesta. Por ello, la abogacía se centra en la discusión como cimiento del oficio. Se debe ofrecer una opinión de una forma coherente y educada, además de tener la capacidad de contrastarla con la de otra persona sin caer en la histeria. Aunque lógicamente tampoco hay que dar la razón y menos si no estamos de acuerdo.

Un abogado debe ser negociador. Son muchas las ocasiones en las que sentarse en una mesa y plantear unos intereses comunes pueden evitar la vía judicial. Para ello tener un carácter conciliador o simplemente ser amable y escuchar otras versiones serán de utilidad.

Para ser abogado, hay que tener memoria

Un abogado debe tener una buena capacidad de recordar información. Por lo tanto, la memoria es fundamental para ser un buen abogado. Se constituye una cualidad fundamental del abogado litigante, dado que el marco en el que éste se desenvuelve requiere sin lugar a dudas una capacidad de evocación de aspectos fácticos y jurídicos de aplicación al caso que está defendiendo. De hecho, la memoria sigue una serie de leyes, que son las siguientes:

• Ley de atención: se recuerda mejor en la medida que haya mayor atención y concentración.
• Ley de la afectividad: lo que nos resulta agradable es más fácil de recordar.
• Ley de totalidad: si los recuerdos forman parte de un todo coherente y armónico la capacidad de recordar es mayor.
• Ley de asimilación: las ideas se recuerdan mejor si estas se asocian a otras existentes en la mente, ya insertas en una estructura conocida.
• Ley de extensión: se retiene mejor por pequeños pasos.
• Ley de repetición: se memoriza más mientras más se repite una percepción.
• Ley de latencia: la latencia es el tiempo que sucede entre las percepciones y el momento en que se hace la evocación de lo adquirido. Esta retención se reduce al aumentar el tiempo de latencia.

Estas son algunas de las habilidades interesantes que debe presentar un abogado, donde de ella dependerá la esencia del  mismo. Si quieres completa tu estudio en derecho, no dudes en matricularte en nuestra amplia oferta formativa. En cada uno de nuestros cursos online, así como másteres online podrás adquirir competencias calves que te enseñan Cómo ser un buen abogado litigante.

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