Autofagia

La autofagia se ha puesto de moda entre el top ten de las “dietas milagro”

Con la comida no se juega y con la salud tampoco. No hay nada de malo en cuidarse y en verse mejor, pero ¿a qué precio? Cada vez surgen más tipos de dietas y productos nutricionales que “ayudan” a conseguir los objetivos físicos de las personas, pero no todos son saludables y, en muchos casos, hasta llegamos a poner en peligro nuestra salud sin saberlo.

En realidad, la autofagia no es una dieta como tal, es un proceso biológico que se da cuando la célula descompone y se destruyen proteínas viejas o dañadas. Sobre todo, los productos de la descomposición se reciclan para funciones celulares importantes, en durante períodos de estrés o ayuno. De esta forma, el organismo evita que se acumulen deshechos.

La autofagia ocurre de manera natural, aunque también se puede provocar para que se dé con más frecuencia. ¿Es esto saludable? ¡Vamos a verlo!

Diferencias entre la autofagia y el ayuno intermitente

Como sabes, el ayuno intermitente consiste en reducir la ingesta de alimentos a solo unas pocas al día. El objetivo de esto es entrar en cetosis, es decir, que el cuerpo se quede sin depósitos de glucógeno para que coja la energía que necesita de las grasas y las oxide de esta forma.

Así, el ayuno intermitente es una acción y la autofagia la reacción que provoca este en el organismo.  Y ahora… la pregunta del millón ¿Sirve este método para perder peso?

Aunque aún no hay consenso entre los científicos de hasta qué punto el ayuno intermitente es saludable, sí hay algo seguro: lo único que te hará bajar de peso es estar en déficit calórico, es decir, ingerir menos calorías de las que gastas en el día. Cuando se recomienda el ayuno intermitente como dieta, es para controlar la ingesta de calorías a lo largo del día, pero claro, si en las horas que puedes comer, ingieres alimentos muy calóricos, de igual forma te pasarás.

Los nutricionistas lo tienen claro: para bajar de peso lo único que funciona es estar en déficit calórico, sin importar en cuántas comidas hagas al día. Esto ya dependería más de cada individuo y sus necesidades. Hay personas que prefieren comer menos cantidades y más veces al día y otras que a lo mejor necesitan sentirse muy saciadas, aunque solo hagan almuerzo y cena.

Lo más importante a la hora de trabajar por un objetivo físico es hacerlo de manera que para ti sea sostenible en el tiempo, o sea, que tienes que sentirte cómodo.

 Riesgos de la autofagia

Aunque, en principio, la autofagia es un proceso natural y necesario para el organismo, provocarla para que pase más a menudo es perjudicial.

Se ha demostrado que un exceso de cetosis puede conducir a la autodegradación y la muerte celular. Además, aunque la autofagia, en cierta medida, dificulta la aparición de células tumorales, si estas acaban produciéndose, también las haría más resistentes a los tratamientos médicos por la falta de oxígeno y nutrientes. Sería un arma de doble filo.

También hay que tener en cuenta que muchas bacterias y virus han evolucionado hasta hacerse inmunes al proceso de autofagia. Estos organismos son capaces de adueñarse de los autofagosomas y de ponerlos a su servicio. En su interior consiguen multiplicarse de forma más eficiente, hasta el punto de que se han desarrollado medicamentos dirigidos a enfermos de Covid o SARS.

Por otro lado, el ayuno intermitente o autofagia también puede provocar otros efectos secundarios como alteraciones gastrointestinales o migrañas.

Dietas más peligrosas que nunca debes hacer si quieres resultados a largo plazo y conservar tu salud

Dieta “Beyoncé” o cualquiera que te prometa perder 10 kg en un mes: este tipo de dietas suelen estar en el grupo de las monodietas, que giran en torno a un solo alimento y se reduce drásticamente la ingesta de calorías. Estos alientos suelen ser manzana, apio, piña, tomate… sobre todo verduras. ¿El peligro de esto? Que faltan los macronutrientes esenciales para el buen funcionamiento del organismo.

Dieta Atkins: La dieta Atkins cosiste en reducir al máximo la ingesta de hidratos y maximizar la de proteínas. Es similar a la famosa dieta Keto. Ambas han sido muy populares durante más de 40 años. Sin embargo, estudios recientes han descubierto que no son tan saludable como la gente piensa. Se ha confirmado que la dieta Atkins puede provocar un aumento de las enfermedades cardíacas y la Diabetes tipo 2. Por si tienes curiosidad, la diferencia entre la dieta Atkins y la dieta Keto es que la primera, aparte de eliminar los hidratos, también quita las grasas, mientras que la Keto se basa en proteínas y grasas.

Las dietas detox o la de los batidos verdes: no hace mucho, las redes sociales, en especial Instagram, se inundaron de fotos de influencers que portaban unos maxi vasos monísimos cuyo contenido verde intenso parecía lo más sano del mundo. La dieta detox consistía en alimentarse exclusivamente de licuados de frutas y verduras, cuyo alto contenido en fibra, vitaminas y minerales, a diferencia de lo que se cree, es inasumible para el organismo. De hecho, un exceso de un tipo de vitaminas puede ser perjudicial. En cuanto a la parte “detox” sentimos decir que tampoco funciona, ya que no se puede forzar el proceso de depuración del intestino o riñones.

Las dietas de los zumos verdes pueden hacernos perder peso rápidamente, pero el resultado es que nuestro cuerpo ralentiza su metabolismo al percatarse de la falta de energía y proteína, así que cuando esto sucede, tiende a recuperar ese peso y dificultar el proceso de quema de energía.

La dieta intuitiva: consiste en comer controlando las cantidades y haciendo balanza entre todos los tipos de alimentos, eso sí, dando prioridad a los más saludables. Hasta aquí todo correcto, pero solo si la persona que realiza la dieta ya tiene adquiridos unos hábitos de alimentación saludable. Si se recomienda este método a una persona con problemas de obesidad o trastornos de alimentación, podría ser contraproducente y agravar su patología.

Entonces, ¿cuál es la mejor dieta?

La mejor dieta es lo que se conoce como la alimentación sana y equilibrada de toda la vida. Según los objetivos y de cada paciente, cada dieta se debe adaptar en cantidades, alergias, preferencias… pero siempre teniendo en cuenta las necesidades nutricionales humanas.

Por lo general, lo que se pretende es perder grasa y ganar músculo y, para eso, solo existe una fórmula: dieta equilibrada, no pasarse de calorías o incluso mantener un leve déficit y, por supuesto, dar prioridad a los ejercicios de fuerza en tu rutina sin evitar el cardio.

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