¿Cuáles son los principales beneficios de una smart city?

La tecnología avanza a pasos agigantados y su impacto, sin lugar a dudas, se extiende a diversos ámbitos. Uno de ellos es, como es de esperarse, el desarrollo de las ciudades. Estas han comenzado a integrar diferentes sistemas de monitorización en muchos de sus servicios, pero también han desplegado las tecnologías de información y comunicación (TIC) para que los ciudadanos tengan una mayor participación de las innovaciones urbanas. Como puede intuirse, nos encontrados ante las ciudades inteligentes o smart cities. ¿Quieres conocer todos los beneficios de una smart city? Aquí te contamos los cinco aspectos en los que la tecnología ha tenido gran influencia en la sociedad actual.

5 beneficios de una smart city 

1. Contribuye al desarrollo social 

Las ciudades inteligentes promueven el desarrollo social a través de la integración de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en el tejido urbano. Es así como, por un lado, permiten la democratización de la información y, por otro lado, la inclusión digital. Con respecto a lo primero, los ciudadanos pueden acceder a información relevante de manera transparente; así, se pueden conocer datos relacionados con los servicios públicos en plataformas habilitadas para tal efecto. 

Ahora bien, en lo que concierte al segundo punto, las ciudades 4.0 permiten afianzar el trabajo que busca la eliminación de la brecha digital. Esto es posible gracias a redes de internet y otros recursos dispuestos en las ciudades. Todo esto permite que las personas puedan tener una participación ciudadana. 

2. Reduce el gasto público 

Las tecnologías avanzadas que adoptan las smart cities permiten una gestión más eficiente de los recursos, de tal manera que no solo se reduce el gasto público, sino que también se crean ciudades sostenibles. En efecto, los sistemas automatizados para diferentes servicios, como el transporte público, resulta en economías de escala minimizan el desperdicio de energía, sobre todo, eléctrica. 

Veamos un ejemplo: partiendo del análisis en tiempo real del transporte público, se pueden tomar decisiones en torno a las infraestructuras, tecnologías, costos operativos, horarios de mayor demanda, energías renovables, entre oros. Como puede intuirse, la carga financiera sobre las arcas públicas se optimiza, lo que a su vez contribuye con la redirección de los recursos a otros puntos críticos, como la gestión de agua o gestión de residuos sólidos. 

3. Permite identificar necesidades 

En línea con lo anterior, la gestión de información es fundamental para la evolución de una smart city. La recolección y análisis de datos a través de softwares especializados hace posible el aprovechamiento del big data. De esta manera, se pueden comprender mejor tanto las demandas como las necesidades de la población. 

En consecuencia, se reconocen con mayor rapidez y eficiencia los puntos que requieren intervención pronta o inmediata. Ahora bien, los ciudadanos pueden transmitir sus preocupaciones a través de plataformas digitales habilitadas por los servicios públicos. Este enfoque centrado en datos permite una planificación urbana más informada y adaptativa, por lo que destaca el valor de la digitalización en la percepción y respuesta ante las necesidades ciudadanas, otra demostración del poder de las TIC. 

4. Permite a mejora de los servicios 

Las smart cities permiten una mejora sustancial en la prestación de servicios públicos. Pero ¿cómo lo logran? Siguiendo lo que hasta aquí se ha mencionado, la incorporación de soluciones automatizadas y eficientes, como sistemas de gestión energética avanzada, conduce a una prestación de servicios más eficaz y a una satisfacción ciudadana elevada. 

Por ejemplo, la optimización del alumbrado público mediante tecnologías LED inteligentes no solo reduce el consumo energético, sino que también mejora la seguridad y la calidad de vida en el entorno urbano. Así, la mejora continua de los servicios –impulsada por la innovación tecnológica– resalta como un beneficio propio de una ciudad inteligente. 

5. Evolución hacia el internet de las cosas (IoT) 

Las ciudades inteligentes también se encaminan hacia la implementación transversal del internet de las cosas (IoT). La incorporación de dispositivos y sistemas conectados facilita una gestión urbana más integrada y eficiente, tal y como se ha visto. De hecho, los sensores IoT distribuidos por la ciudad recopilan datos valiosos en tiempo real que informan decisiones sobre tráfico, gestión de residuos y seguridad pública, todo esto asociado al big data. 

Además, la interoperabilidad entre dispositivos permite una respuesta más ágil ante emergencias y optimiza la prestación de servicios públicos. Esta evolución no solo impulsa una mayor eficiencia operativa, sino que también abre las puertas a nuevas oportunidades de innovación y mejora de la calidad de vida urbana. Smart cities como Oslo, Zúrich o Lausanne –ambas en Suiza – son una clara muestra del aprovechamiento del desarrollo tecnológico en el ámbito urbano.  

6. Aporta soluciones medioambientales 

Por último, las smart cities proponen soluciones efectivas ante los desafíos medioambientales de la actualidad, sobre todo, en lo que respecta a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y el innegable cambio climático. A través de la adopción de energías renovables y tecnologías eficientemente energéticas, estas ciudades reducen su huella de carbono y contribuyen a la mitigación del calentamiento global. 

Por ejemplo, la implementación de sistemas de gestión del agua y energía optimizados permite una utilización más responsable de los recursos naturales. Además, las infraestructuras urbanas inteligentes, el uso de bicicletas, la renovación del parte automotor con vehículos eléctricos, entre otros, contribuyen a una atmósfera urbana más limpia. También es necesario mencionar que las smart cities privilegian los espacios verdes y peatonales no solo para preservar la biodiversidad en zonas urbanas, sino también para cuidar la calidad del aire.