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La República Dominicana es un país relativamente pequeño dentro de Latinoamérica y el Caribe; aun así, es el orgulloso poseedor de un amplio legado artístico y cultural que es poco conocido fuera del Caribe. Hoy queremos corregir ese error y ofrecerte una profunda mirada a la riqueza y amplitud del arte dominicano en todo su esplendor.
Toda historia se divide por partes y la historia del arte dominicano no es distinta. Así que empecemos analizando las distintas etapas por las que ha pasado el arte de nuestro país hasta nuestros días.
El arte en la República Dominicana se desarrolló después de 1865, cuando se declaró la independencia del país. Fue en el siglo XIX, cuando las escuelas de estilo europeos empezaron a estudiar los aspectos de la mitología popular dominicana, ampliamente enriquecida por su herencia africana.
Es así que el folclore y la religión se aglutinaron para crear una forma autóctona de hacer arte.
Durante la década de 1890, el Salón Artístico en Santo Domingo albergó la primera gran exhibición de arte dominicano. La muestra estaba compuesta por retratos, paisajes y copias de obras europeas famosas.
Se considera como el primer artista dominicano a Domingo Echavarría, un caricaturista y tipógrafo. Entre 1920 y 1940, el realismo y el neo impresionismo se volvieron la forma predominante del arte en el país. Los artistas más populares y significativos de esa época fueron Yoryi Morel, Jaime Colsón y Celeste Woss y Gil.
Otros nombres importantes son el de Darío Suro, quien es considerado uno de los principales fundadores del modernismo en la isla, y Abelardo Rodríguez Urdaneta, quien fue una especie de artista renacentista y que influenció numerosas formas de expresión artística como la pintura, la escultura, la fotografía e incluso la poesía.
El estilo de Morel, con sus vibrantes acuarelas, se volvió una suerte de representante simbólico del arte dominicano. Por otro lado, Gil introdujo el tratamiento modernista del desnudo a la pintura dentro del arte dominicano.
Celeste Woss y Gil llamó la atención de los críticos locales y extranjeros cuando realizó sus primeras pinturas de las mujeres negras y mulatas dominicanas.
La época de la corrupción y despotismo autoritario de Rafael Trujillo entre los años 1930 y 1961, tuvo un efecto dramático y permanente en el arte del siglo XX en República Dominicana.
La administración de Trujillo buscaba forjarse una percepción pública positiva ante el aumento de los crímenes cada vez más nefastos que cometía contra sus ciudadanos.
Debido a eso, en el año de 1942, decidieron fundar la Escuela Nacional de Bellas Artes y la Bienal Nacional. Trujillo también proporcionó durante esa época asilo a los refugiados de la Guerra Civil española. Gracias a esto, los jóvenes artistas dominicanos tuvieron acceso a una perspectiva más amplia del mundo de la mano de artistas de renombre.
El arte dominicano tiene un gran número de obras de arte que no pueden verse en las galerías más visitadas por los turistas. El arte dominicano no busca producirse en masa para ser consumido por los turistas extranjeros.
En cambio, las mejores obras de arte, solo buscan representar el verdadero sentir de sus artistas cuando plasman la esencia de la cultura dominicana en sus obras.
Juan Medina es uno de los artistas plásticos salidos de República Dominicana. Juan tiene un estudio ubicado en la Calle Mercedes en la Zona Colonial. Su taller no está abierto al público general. Solo se puede acceder con cita previa y por coleccionistas de arte que están interesados en su obra.
Otra representante de la movida artística dominicana contemporánea arraigada en el mundo de la pintura es Olivia Peguero, quien es reconocida por sus paisajes y el arte naturalista en sus creaciones artísticas.
Ella pasa la mayor parte de su tiempo pintando el lado exótico de la campiña dominicana y haciendo obras de caridad por medio de la Fundación Peguero.
También es la fundadora de la Fundación Peguero Arte y Libros y el Proyecto de Libros de Arte que se enfoca en llevar educación artística de calidad en áreas rurales a la juventud dominicana.
En 2007, se denunció públicamente que muchos niños dominicanos residenciados en áreas rurales, no tenían acceso a la educación necesaria para aprender pintura, escultura, poesía y otras formas de arte.
No solventar pronto esta problemática representa una gran pérdida para un país que cuenta con una riqueza artística nacional tan grande.
Carlos A. Parra, también conocido como Kabubi, es un artista dominicano que le gusta pintar desde su infancia. La pasión de Carlos Parra por la pintura es tan grande, que incluso cuando se pasea por otras formas de expresión artística, la pintura siempre se encuentra representada de alguna forma.
Sus pinturas más tempranas están colgadas en muchos hogares de la isla y de España, y con el tiempo, sus pinturas solo han ido ganando más notoriedad e influencia en el mundo del arte en República Dominicana.
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