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A lo largo de la historia de México, las mujeres han desempeñado roles fundamentales en la configuración de la identidad y el legado cultural del país. Desde los primeros años de la conquista hasta el siglo XXI, han sido figuras clave en la educación, las artes, la política y los movimientos sociales.
Su influencia ha trascendido las barreras tradicionales, y han desafiado los estereotipos y contribuido al cambio social. Reconocer y valorar sus aportaciones no solo enriquece el entendimiento de la historia nacional, sino que también fortalece el compromiso con la igualdad de género y el respeto hacia los derechos de las mujeres.
En lo que sigue, te contamos un poco más de 4 mujeres importantes en la historia de México. ¡Sigue leyendo!
La Malinche ocupa un lugar innegable en la historia de México. Conocida también como Malinztin, se erigió pronto como una pieza clave durante la conquista de México debido a la ayuda que le prestó a Hernán Cortés no solo como lengua o traductora del maya y náhuatl, sino también como colaboradora y asesora de los españoles en momentos en los que se requerían conocimientos sobre la sociedad y cultura de los diferentes pueblos que, en ese momento, comenzaban a ser sometidos al poder español. Tuvo un hijo con Cortés –bautizado como Martín– y contrajo nupcias con Juan Jaramillo.
Doña Marina, otro de sus apelativos, se convirtió, sobre todo para el México contemporáneo, en una figura estereotipada de la traición, de donde deriva el término malinchismo, que grosso modo alude al reconocimiento de lo foráneo en detrimento de lo local o propio. Más allá de esto, se le considera como un personaje clave en la configuración actual del país. Si bien se le acusa de “traidora” y “culpable de la conquista”, marcó el inicio de un proceso de mestizaje. Se trata de un símbolo que, a pesar de su carga negativa, ha sido objetivo de intentos de resignificación en las últimas décadas.
Sor Juana Inés de la Cruz es quizá la encarnación por excelencia de la pasión por las letras y la escritura. Nacida en entre 1648 y 1651, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana –su verdadero nombre– demostró desde muy pequeña sus dotes artísticas e intereses por la literatura en un contexto en el que había libros y bibliotecas.
Este interés temprano derivó en su voluntad de estudiar en la universidad; sin embargo, tras diversas negativas y haberse disfrazado de hombre, decidió recluirse en un convento, con lo que evitó el matrimonio y pudo dedicarse, no sin retos, a la escritura de la obra que hoy conocemos de ella.
Se trata de una de las primeras mujeres que logró alcanzar un nivel educativo muy alto durante el virreinato de Nueva España, además de haberse relacionado con las altas esferas del poder de su tiempo como amiga de la virreina María Luisa Gonzaga Manrique de Lara. Conocida por intelectuales de la época, se caracterizó por su sapiencia y tenacidad en su afán de escribir. Se dedicó a la poesía, el auto sacramental y el teatro. Recibió el apodo de la décima musa.
Esto la ha convertido en un referente de la lucha de las mujeres por el acceso a una educación de calidad en igualdad y equidad con los hombres no solo en México, sino también en Latinoamérica.
¿Cuál fue el lugar de las mujeres en la independencia de México? La respuesta se encuentra en el ícono más importante de este proceso: Josefa Ortiz de Domínguez. Participó directamente en lo que se conoce como la “Conspiración de Querétaro” y es considerada heroína nacional por sus contribuciones al nacimiento de la república.
Colaboró con Miguel Hidalgo y Costilla y se identificó con el descontento de los criollos, quienes eran vistos como ciudadanos de segunda clase por los peninsulares. Esposa del corregidor Miguel Domínguez –de ahí su apelativo de corregidora–, estuvo al tanto de los planes de insurgencia concebidos en el grupo literario de Querétaro. Colaboró con los conspiradores, brindó ayuda a la causa y difundió los ideales de esta para conseguir apoyo.
Su imagen se encuentra en un monumento conmemorativo en la Plaza Corregidora de Santiago, en Querétaro. Por sus actos, se le considera Madre de la Patria Mexicana.
Lo más probable es que hayas visto el rostro de Frida Kahlo en algún momento. Esto no es gratuito: se trata de una de las mujeres con mayor impacto no solo en el arte contemporáneo, sino también en el feminismo. Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón cultivó la pintura desde muy joven en un contexto en el que este ámbito se encontraba bajo la hegemonía de los hombres. Influenciada por pasajes de su vida, creó pinturas icónicas en las que aludió a la maternidad, el dolor por un accidente del que fue parte, la dualidad de su identidad, su relación con el también pintor Diego de Rivera, entre otros.
Su rostro y pinturas –sobre todo sus autorretratos– se han convertido emblemas y símbolos del feminismo. Atendiendo a su biografía, se rescataron aspectos fundamentales de su actitud ante la realidad de su tiempo y los estereotipos de género: se abrió camino con su talento y masculinizó su imagen, en la que incorporó el vello facial y otras características disonantes con los estándares de belleza de entonces. Abordó temas como el aborto, la maternidad, la sexualidad, etc., y el reconocimiento de la cultura indígena. De ahí que, actualmente, se le tome como un referente de la lucha por la libertad.
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