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El cuidado del cuerpo ha cobrado gran importancia en los últimos años. Han proliferado nuevas dietas, el ayuno intermitente ha logrado instalarse como forma de vida y cada vez más personas van al gimnasio para estar en buenas condiciones físicas, ya sea por salud o estética. Sin embargo, para que el bienestar sea completo, hace falta prestar atención a otro aspecto ineludible de las personas: la salud mental. En efecto, si esta no está presente, la salud física puede trastabillar e incluso verse seriamente comprometida.
Una opción adecuada para lograr un equilibrio entre el cuerpo y la mente es la kinesiología emocional. ¿Sabes en qué consiste? En este post, te contamos qué es, para qué sirve y cuáles son sus principales beneficios.
Hay una paremia de origen latino que ha trascendido en el tiempo y que alude a la importancia del equilibrio entre el cuerpo y la mente para disfrutar de una salud plena. Se trata de “mente sana en cuerpo sano” (mens sana in corpore sano). Como se ve, hace hincapié en la relación bidireccional entre la condición física y mental, donde cualquier afectación de uno incide en el otro. Si bien la kinesiología emocional no toma directamente a este refrán como su frase insignia, podríamos decir que coincide con él en cómo el cuerpo expresa lo que pasa en la mente. Veamos esto con más calma.
La kinesiología emocional parte del principio de que el cuerpo emite señales o síntomas que darían cuenta de problemas internos, ya sea por estrés u otras afectaciones emocionales. En comparación con otros procedimientos, esta terapia va más allá de menguar la sintomatología; en efecto, se ocupa de reconocer las causas subyacentes que han conducido al desarrollo de limitaciones de diversa índole. ¿Cuáles son estos? Principalmente, se reconocen los bloqueos energéticos, emocionales y conductuales. El objetivo de la terapia está no solo en reconocer, sino también quebrar estos bloqueos (conscientes o no) para recuperar una vida activa, plena y de calidad. El terapeuta aplica técnicas adecuadas para este proceso.
Siguiendo lo anterior, la kinesiología emocional intenta promover el equilibrio emocional y físico mediante la identificación y liberación de emociones que, al encontrarse atrapadas, inciden negativamente en el bienestar. Entonces, trabaja con la musculatura como punto de apoyo, la cual ofrece pistas tras una evaluación exhaustiva. Pero ¿qué busca esta evaluación?
¿Cómo pueden las emociones bloquear aspectos de la vida? Esto se expresa mediante diferentes maneras, como los problemas de aprendizaje, fobias, baja autoestima, deficiente control de la ira, ansiedad, trastornos del sueño, entre otros. Tales emociones impactan negativamente no solo en el bienestar mental, sino también en el físico, el cual se expresa en dolor, tensión muscular, debilidad, astenia. Al liberarlas, el individuo adquiere mayor libertad emocional y, por ende, mejor salud general.
¿Qué es lo que define la calidad de vida de una persona? Lo primero es encontrar un equilibrio entre las actividades personales y profesionales; y para que pase esto, debe hacer una correcta relación entre la salud mental y la salud física. La kinesiología emocional pretende, entonces, solucionar cualquier limitación o restablecer el bienestar. La reducción del estrés, la ansiedad y otros aspectos emocionales es clave para una vida satisfactoria en la que el cuerpo está listo para abordar cualquier reto, y la mente también.
Pero ¿qué se hace con las emociones liberadas? La kinesiología emocional tiene la respuesta: se parte por identificarlas, comprenderlas, otorgarles un lugar y gestionarlas según sea el caso. En ocasiones, es posible que recuerdos o situaciones desencadenen ciertas respuestas emocionales; no obstante, la kinesiología emocional habrá ayudado a controlarlas de manera saludable. Como consecuencia, se logra mayor claridad mental, superación de problemas del sueño e, incluso, relaciones interpersonales significativas. Como bien se dice, el exterior es un reflejo del interior.
El testo o prueba de kinesiología emocional busca conocer la respuesta muscular del cuerpo para identificar desequilibrios emocionales en el cuerpo. Entonces, ¿cuáles son sus momentos?
El paciente debe relajarse, tumbado o sentado.
El terapeuta palpa cada uno de los músculos del paciente para observar las respuestas de estos.
Cada respuesta es evaluada. Se atiende a si estas son débiles o fuertes.
El terapeuta realiza preguntas al paciente para conocer las emociones involucradas en la sensación de malestar. Aquí se establece la relación mente-cuerpo.
Conforme avanza la evaluación, el terapeuta incrementa los estímulos para reconocer la causa subyacente.
Luego, el terapeuta realiza un diagnóstico.
El diagnóstico indica los pasos necesarios que deben seguirse para desbloquear las emociones. Asimismo, si fuera el caso, el terapeuta podría recomendar la participación de otros especialistas, como los fisioterapeutas.
La kinesiología emocional ofrece numerosos beneficios que contribuyen al bienestar integral de las personas. A continuación, se detallan algunos de los beneficios más destacados:
Lo más importante de la kinesiología emocional es allanar el camino hacia el inconsciente. ¿Qué quiere decir esto? Si la comparamos con terapias tradicionales, la que nos corresponde busca ir más allá de los síntomas, tal y como se ha mencionado antes. Esto quiere decir que indaga en las causas para abordarlas directamente. Como se ve, no se queda en un nivel superficial como el consciente.
Ahora bien, ¿qué pasa al conocer el origen del conflicto? El paciente debe estar en la capacidad de reconocer creencias o pensamientos limitantes, actitudes negativas y los alcances de determinados sentimientos. Entonces, lo que ocurre es que el individuo se hace cargo de aquellas razones que le han llevado a estar conflictuado.
La kinesiología emocional, como consecuencia de todo lo anterior, es eficaz para eliminar bloqueos emocionales que se manifestaron, durante ciertos periodos de tiempo, como síntomas físicos o problemas de salir. Una vez eliminadas estas barreras (creencias, actitudes, emociones negativas), la persona siente la restauración de su energía (relajación, equilibrio mental, cambios en el estilo de vida). En este sentido, se controlan de mejor manera tanto el estrés como la ansiedad, y en ciertos casos se eliminan.
¿Por qué no presenta efectos secundarios? La respuesta es sencilla: la kinesiología emocional no recurre ni a fármacos ni a ningún otro tipo de compuestos. Interviene en el cuerpo a través de las acciones del terapeuta (masajes, técnicas de relajación, estimulación muscular, reflexoterapia, tapping). En todo momento, este escucha, guía el proceso y actúa en función de las necesidades y respuestas del paciente, quien indica progresivamente qué es lo que le funciona más.
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