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La infertilidad masculina es un problema que afecta a una parte significativa de la población mundial. Se calcula que al menos 20 de cada 100 hombres padece esta condición según diferentes causas que van desde los problemas genéticos hasta las patologías testiculares.
Este texto aborda los detalles más importantes de este tema y aporta información sobre tipos de infertilidad, métodos de diagnóstico, causas y tratamientos posibles.
La infertilidad masculina se clasifica en cuatro tipos principales: endocrino, testicular, postesticular y espermático. Veamos en qué consiste cada uno.
La infertilidad asociada al factor endocrino refiere a problemas hormonales que afectan la producción de espermatozoides. Se toman en cuenta disfunciones en el hipotálamo y otras enfermedades endocrinas que impactan en la producción de testosterona u otras sustancias imprescindibles para la espermatogénesis.
La infertilidad por factor testicular se relaciona con daño o malformación de los testículos, lo que impacta directamente en la producción de líquido seminal. Se cuentan, por un lado, las alternaciones genéticas y, por otro, las patologías testiculares. Los daños en los testículos son las razones que conducen a un bajo conteo espermático y a una morfología deficiente de las células reproductivas masculinas.
El término postesticular alude a los problemas en los conductos que transportan los espermatozoides desde los testículos hacia la eyaculación. También está relacionado con problemas de impotencia sexual, eyaculación retrógrada e infecciones seminales. Los tratamientos suelen incluir biopsias y otros procedimientos en el epidídimo.
Este tipo de infertilidad se asocia directamente al contenido y calidad del líquido seminal, en el que el número de espermatozoides se ve afectado, así como la movilidad de estos. El diagnóstico se cataloga según lo siguiente:
Oligozoospermia (baja concentración): 15 – 10.000 mill/ml.
Criptozoospermia (muy baja concentración): <100.000 mill/ml.
Azoospermia (ausencia de espermatozoides)
Astenozoospermia (movilidad): movilidad normal (superior a 40 %), movilidad progresiva (superior a 32 %) y sin movilidad.
Teratozoospermia: <4 % espermatozoides normales
Hipospermia (bajo volumen de semen): inferior a 1.5 ml
Necrospermia: < 58 % espermatozoides vivos
Puede ocurrir que algunas de estas condiciones coincidan y agraven, en consecuencia, la fertilidad masculina.
Los síntomas más comunes de infertilidad masculina son los siguientes:
Alteración seminal: cambios en el volumen, color, olor, textura y aspecto general del líquido seminal.
Cambios corporales: caída de vello facial o corporal, pérdida de peso, cambios en la voz, disminución de masa corporal.
Varices testiculares: impactan en la salud de las gónadas, lo que deriva en baja producción espermática.
Baja libido: se relaciona con desequilibrios hormonales que afectan la fertilidad.
Testículos empequeñecidos: el tamaño de las gónadas en menor de lo normal.
Infección: color y olor de la orina, señales de posible infección (e.g. ITS).
Las causas de la infertilidad masculina incluyen factores infecciosos, síndromes, enfermedades metabólicas, problemas físicos y endocrinos, estilos de vida, neoplasias, entre otros.
Criptorquidia
Varicocele
Hidrocele
Anticuerpos antiespermáticos
Síndrome de Klinefelter
Síndrome de Noonan
Microdeleciones del cromosoma Y
Defectos cromosómicos
Hinchazón de los testículos
Problemas de tiroides
Problemas de eyaculación
Infecciones de transmisión sexual
Disfunción eréctil
Cirugías previas
Exposición a sustancias químicas
Exposición a metales pesados
Radioterapia y quimioterapia
Celiaquía
Diabetes
Hiperprolactinemia
Tumor testicular
Tabaquismo
Adicciones
Obesidad
El diagnóstico de infertilidad en el hombre incluye diversas pruebas para identificar problemas en la producción y función de los espermatozoides.
El urólogo procede a realizar una exploración física que incluye la revisión de los testículos, la realización de una ecografía testicular y la observación general del aparato reproductor. En lo que respecta a esto último, el especializa explora al tacto zonas como el pene, la próstata y los alrededores (abdomen e inglés). En general, junto con el diagnóstico por imágenes, se puede determinar la obstrucción de los conductos seminales u otros problemas anatómicos.
El principal método de diagnóstico es el espermograma o seminograma, el cual permite conocer la calidad del líquido seminal a través de indicadores como el volumen de la eyaculación (ml), la concentración de espermatozoides (mill/ml) y, desde luego, la movilidad, vitalidad y morfología de estos últimos (valores expresados en porcentajes). Hay que mencionar que, junto con este análisis microscópico, se observan detalles del semen como el pH, la viscosidad y el color. El médico interpreta los resultados y determina la existencia de patologías. Los laboratorios establecen requisitos para esta prueba como la abstinencia durante un periodo específico.
Esta prueba es complementaria al seminograma o espermograma. Se aplica cuando este último presenta indicadores fuera de los valores considerados normales. En este sentido, el test hormonal recoge datos de los niveles de testosterona, prolactina, hormona luteinizante (LH) y hormona folículo estimulante (FSH). Si estas hormonas se encuentran por debajo de los mínimos, se confirmaría la existencia de problemas en la espermatogénesis, así como en la calidad del líquido seminal. Esta prueba se realiza mediante la extracción de sangre.
Se reconoce al menos cuatro tipos de tratamientos para la infertilidad masculina.
Este tratamiento está indicado en casos leves. Se parte de un cambio sustancial en el estilo de vida, que incluye el desarrollo de hábitos alimentarios saludables y la inclusión de actividad física en la rutina. En algunos casos, los médicos prescriben suplementos vitamínicos para mejorar el líquido seminal. Deben contener vitamina C, B3, B9, B12, E, ácido fólico y minerales como el zinc y el selenio.
Cuando se identifican alteraciones físicas u hormonales, la administración de fármacos o medicamentos es necesaria como parte de una terapia hormonal que busca equilibrar o restituir los niveles normales de las sustancias que participan en la espermatogénesis y la calidad del semen. En este sentido, se prescriben fármacos como las gonadotropinas cuya función es mejorar la actividad de las gónadas.
La infertilidad masculina puede tratarse a través de intervenciones quirúrgicas que solucionan determinadas condiciones. Entre ellas, resaltan las obstrucciones de los conductos seminales (azoospermia), varicocele (várices testiculares) o criptorquidia. Estos procedimientos buscan generar condiciones adecuadas para la producción y transporte del líquido seminal.
Las técnicas de reproducción asistida son opciones implementadas tras la confirmación de casos severos de infertilidad masculina. En estos casos, se opta por el método más efectivo según las condiciones del paciente. La más común es la fecundación in vitro, la cual recurre a la microinyección espermática para insertar el espermatozoide en el óvulo.
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