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En el mundo empresarial, todo lo relacionado con la contabilidad adquiere una gran importancia. Por ello, debes conocer conceptos como el de "activos no corrientes mantenidos para la venta". ¿A qué nos referimos con este término? A lo largo de nuestro post conocerás todos los detalles.
Para empezar, debes saber que un activo no corriente es un activo que permanece en la empresa más de un año. Se trata de un activo fijo que debe aparecer en el balance de situación. ¿Su peculiaridad? Que es muy difícil convertir en dinero en un plazo corto de tiempo y de forma sencilla.
Ahora sí, es la hora de adentrarnos en los activos no corrientes mantenidos para la venta.
Los activos no corrientes mantenidos para la venta son aquellos que una organización decide vender en el plazo de un año, por norma general. En lugar de utilizarlos en su operativa diaria, pasan a ser clasificados como "mantenidos para la venta". ¿Por qué? Porque se toma la decisión de ponerlo a la venta porque es altamente probable que se acabe dando.
El adjetivo "no corriente" viene porque dejan de formar parte de los activos corrientes que la empresa usa para generar beneficios. Por otro lado, pasan a ser parte del inmovilizado material como terrenos, edificios o maquinaria.
Los activos no corrientes mantenidos para la venta se reconocen al valor en libros o al valor razonable menos los costes de venta, el que sea menor. ¿Por qué? Porque ya no va a generar nuevos ingresos para la empresa y su valor pasa a ser el precio que pueda obtenerse en el mercado.
Por último, debes saber que estos activos no corrientes no pueden seguir generando amortizaciones y correcciones. Únicamente se incluye el valor en libros con el objetivo de reflejar la recuperación de capital que se espera tras su venta.
Existen varias normativas contables internacionales, como la NIIF 5, que establecen los requisitos que deben cumplir los activos no corrientes mantenidos para la venta. Estos son imprescindibles para que se clasifiquen como "mantenidos para la venta". Vamos a verlos en un desglose:
Como venimos señalando, para que un activo se clasifique como "no corriente para la venta", la organización debe tomar la decisión formal de ponerlo a venta, dentro de un plan para vender el activo de forma definitiva. Recordemos que esta decisión supone que no será utiliza más en la operativa diaria de la empresa.
Después, se debe catalogar la venta como altamente probable, en un plazo de un año. Por este motivo, la motivación de la empresa debe ser real y tangible. El activo no corriente para la venta debe permitir recuperar la inversión de manera efectiva.
Por último, la empresa debe registrar este activo al valor en libros o al valor razonable menos los costes relacionados con la venta, según sea menor.
Un ejemplo muy común de activo no corriente para la venta que suele darse en multitud de empresas es un edificio o inmueble. En muchas ocasiones, una organización ya no los necesita y decide darles otro destino. Por ejemplo, pensemos en una empresa que tiene una planta de fabricación que ya no va a usar más por una reestructuración operativa. Aquí, se clasifica como uno de estos activos.
Otro ejemplo claro sería la maquinaria pesada que ha quedado obsoleta. Cuando la empresa toma la decisión de vender este activo, pasa a clasificarse como un activo no corriente para la venta. En su lugar, puede optar por adquirir equipos más eficientes y modernos que mejoren la productividad de la empresa.
Pasamos a los registros contables imaginando la situación en la que una empresa ha decidido vender una maquinaria por 100.000 €. Sin embargo, tiene un valor en los libros de 80.000 € y unos costes de venta de 5.000 €. De esta manera, el valor razonable del activo sería 95.000 €.
En los libros, se reflejaría el menor valor entre el valor en libros, 80.000 €, y el valor razonable menos los costes, 95.000 €.
Por su parte, en el balance general, el activo se reclasifica de "inmovilizado material" a "activos no corrientes mantenidos para la venta". Así, la organización refleja su intención de recuperar el valor del activo a través de su venta y no de su uso continuado.
Ahora, vamos a aterrizarlo más con un ejemplo ficticio. Imaginemos que la empresa Díaz Collado S.A. decide vender una máquina. El primer paso sería indicar en el asiento contable su nueva clasificación.
Después, una vez que se completó la venta, debemos indicarla a través de un asiento en el registro contable de la empresa. Se haría de la siguiente manera.
Por último, también se registra el gasto relacionado con los costes de venta.
De esta manera, podemos ver como la empresa Díaz Collado S.A. ha obtenido un beneficio de neto de 15.000 €.
Todos los activos que no se vayan a usar en la operativa diaria de la empresa y que se pretende vender en un plazo corto.
Cuando un activo se clasifica como "mantenido para la venta", la empresa se debe olvidar de la depreciación, puesto que no espera que vuelva a generar ingresos.
Como ya hemos visto, se mide el valor en libros y el valor razonable menos los costes de venta, según sea menor.
El plazo no debe ser superior a un año desde la fecha en la que se reclasifica el activo.
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