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¿Alguna vez te has preguntado por qué los huracanes giran en sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio norte y en sentido horario en el hemisferio sur? ¿O por qué los aviones que vuelan de este a oeste tardan menos tiempo que los que vuelan de oeste a este? ¿O por qué los cohetes que se lanzan desde la Tierra deben tener en cuenta la rotación del planeta para llegar a su destino?
La respuesta a todas estas preguntas tiene que ver con el efecto Coriolis, un fenómeno físico que se produce por la rotación de la Tierra y que afecta a todo lo que se mueve sobre su superficie o en su atmósfera.
En este artículo, vamos a conocer qué es el efecto Coriolis, cómo se produce, cómo afecta a la naturaleza y la tecnología, y cómo podemos observarlo con un experimento casero.
El efecto Coriolis es el efecto que se observa en un sistema de referencia en rotación cuando un cuerpo se encuentra en movimiento respecto de dicho sistema de referencia.
Este efecto consiste en la existencia de una aceleración relativa del cuerpo en dicho sistema en rotación. Esta aceleración es siempre perpendicular al eje de rotación del sistema y a las componentes radial y tangencial de la velocidad del cuerpo.
El efecto Coriolis se debe a la conservación del momento angular en un sistema en rotación. Cuando un objeto se mueve en un sistema de referencia en rotación, experimenta una fuerza ficticia llamada fuerza de Coriolis, que actúa perpendicularmente a su velocidad.
Esta fuerza provoca que la trayectoria del objeto se desvíe, pareciendo que sigue una curva. El efecto Coriolis se manifiesta como una fuerza ficticia que actúa perpendicularmente a la velocidad de un objeto en movimiento en un sistema de referencia en rotación, como la Tierra.
El efecto Coriolis afecta a los aviones que vuelan sobre la superficie de la Tierra, ya que la velocidad lineal de un punto en la superficie terrestre varía según la latitud. A medida que nos alejamos del ecuador, la velocidad lineal de un punto en la superficie terrestre disminuye, debido a que el radio de la circunferencia que describe es menor.
Esto significa que, en un determinado punto, un avión que vuela de este a oeste se mueve más rápido que la superficie terrestre, mientras que un avión que vuela de oeste a este se mueve más lento que la superficie terrestre.
Esto implica que los aviones que vuelan de este a oeste tardan menos tiempo en llegar a su destino que los que vuelan de oeste a este, ya que tienen una ventaja de velocidad respecto a la rotación de la Tierra.
Por el contrario, los aviones que vuelan de oeste a este tardan más tiempo en llegar a su destino que los que vuelan de este a oeste, ya que tienen una desventaja de velocidad respecto a la rotación de la Tierra.
Por ejemplo, un avión que vuela de Nueva York a Londres tarda unas 7 horas, mientras que un avión que vuela de Londres a Nueva York tarda unas 8 horas.
Para comprobar el efecto Coriolis con un experimento casero, solo necesitamos una mesa giratoria, una pelota y un marcador. Lo primero que debemos hacer es marcar el centro de la mesa giratoria y dos puntos equidistantes del centro en el borde de la mesa.
Luego, colocamos la pelota en uno de los puntos del borde y hacemos girar la mesa a una velocidad constante. Desde el punto de vista de un observador externo, objeto que se desplaza (la pelota) seguirá una trayectoria recta desde el punto de partida hasta el punto opuesto del borde.
Sin embargo, desde el punto de vista de un observador que gira con la mesa, la pelota describirá una curva hacia la derecha o hacia la izquierda, según el sentido de giro de la mesa. Esto se debe al efecto Coriolis, que hace que la pelota se desvíe de su trayectoria en línea recta debido a la rotación de la mesa.
Las corrientes de chorro o jetstreams son flujos de aire de gran velocidad que se forman en la atmósfera terrestre, a una altura de unos 10 km.
Estas corrientes se deben al gradiente de temperatura entre las zonas polares y las zonas ecuatoriales, y al efecto Coriolis, que hace que se desvíen hacia el este.
Las corrientes de chorro tienen una gran influencia en el clima y en la navegación aérea, ya que pueden modificar la trayectoria y la intensidad de las masas de aire, la dirección de los vientos, las nubes y las precipitaciones, y pueden acelerar o frenar el vuelo de los aviones, según su dirección y sentido.
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