Curso en Dermocosmética (Titulación Universitaria con 5 Créditos ECTS)
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No todas las personas tenemos el mismo tipo de piel, existen unas más sensibles, secas o incluso grasas, entre otra. En este post te vamos a contar todas las características de los diferentes tipos de piel para que aprendas a identificarlas y te vamos a dar los consejos más útiles para que puedas cuidarla como es debido. ¿Preparado/a para saber más sobre los diferentes tipos de piel que existen?
¡Comenzamos!
La dermocosmética es, sin lugar a dudas, la perfecta aliada para cualquier tipo de piel. Y es que, esta disciplina se centra en el análisis de los componentes de los cosméticos para conseguir una mayor eficiencia en su aplicación por la piel. Los productos dermocosméticos son la perfecta combinación entre la cosmética y la medicación y sirven como potenciadores de determinados aspectos del ámbito de la belleza o de la protección de la piel. Por ello, cada vez es más elevada la demanda de estos productos y, paralelamente de los profesionales encargados de su elaboración. Es por ello, que muchos perfiles han puesto el foco en esta disciplina como punto de partida en una trayectoria profesional exitosa. Si tu deseo es formar parte de este sector, te recomendamos que te matricules en el curso en dermocosmética online de Euroinnova, donde adquirir las competencias profesionales para afrontar un futuro profesional en este ámbito.
Es una piel firme con líneas finas y arrugas. La reacción de estos tipos de piel a los nuevos productos o los cambios de temperatura son positivas. Además quienes tiene este tipo de piel no necesita de hidratación constante o secar la grasa del rostro durante el día.
La piel normal cuenta con una sensibilidad inferior al resto y no se experimenta ni grasa ni sequedad. La tolerancia de la piel normal a la mayoría de los componentes de los cosméticos les facilita el poder aplicar limpiadores, humectantes y máscaras hasta seleccionar la que mejores resultados le aporte.
La piel grasa se mantiene brillante durante todo el día como consecuencia de, paradójicamente, la falta de grasa que evita la retención de la humedad por la falta de lípidos. Son muchas las ocasiones en las que las personas con piel grasa utilicen sábanas secantes o polvos matificantes.
La mayor ventaja de quienes tienen estos tipos de piel es que la grasa les hace tener menos arrugas. Ahora bien, para su mantenimiento se deberán de evitar el aceite mineral, el alcohol o el petrolato. Se recomienda emplear productos catalogados como no comedogénicos, cremas hidratantes sin aceite, exfoliantes químicos y las máscaras de arcilla. También es aconsejable no excederse en el lavado del rostro, ya que, se puede producir más aceite para compensar la sequedad de los poros.
La piel seca habitualmente manifiesta síntomas como la descamación, la sensibilidad, las riegas o la picazón, mientras que la piel deshidratada se sentirá tensa, podrá manifestar un aspecto similar al papel o mostrar pequeñas y líneas finas al pellizcarlas.
La humedad que producen estos tipos de piel necesita de sellarla mediante una crema hidratante enriquecida durante varias veces a lo largo del día, especialmente tras el baño o lavarse las manos. Se recomienda evitar jabones intensos o que estén compuestos por elementos como aceites cítricos o fragancias.
Estos tipos de piel se caracterizan por combinar zonas secas con otras grasas. Para identificarlas de forma sencilla se tratará de identificar la zona T de grasa (franja que atraviesa la frente y la línea que desciende por la nariz) y el resto de la cara será piel seca o normal.
Algunos consejos como prescindir de ingredientes perjudiciales para la piel grasa y seca son trasladables a estos tipos de piel. Se recomienda no emplear productos a base de alcohol, aislar zonas problemáticas con tratamientos para las manchas, el uso de tónicos o de crema que sirva para equilibrar la piel.
La propensión al acné, las espinillas o las pústulas caracterizarán a estos tipos de piel. El motivo se encuentra en la tendencia de estas pieles a obstruirse. También es posible tener la piel grasa o seca y se propenso a tener acné.
Se recomienda el empleo de limpiadores específicamente elaborados para tratar el acné. Del mismo modo los exfoliantes o los hidratantes servirán para minimizar los brotes. Por ello, es aconsejable limpiarse la cara para evitar las marcas de los brotes existentes y el empleo de gel utópico para aclarar las cicatrices que provoca el acné. Serán perfectos aliados contra el acné los componentes como el ácido salicílico, el peróxido de benzoílo, la arcilla o el retinol.
La piel sensible genera sensaciones de incomodidad del tipo tirantez, enrojecimiento, picor o calor. Son propensas a sufrir infecciones o reacciones alérgicas como consecuencia de la pérdida de función protectora de la piel que facilita la entrada de microorganismos y sustancias irritantes.
Se deberán de evitar las fragancias y otros componentes que provoquen irritación como el alcohol o ingredientes antibacterianos. Consecuentemente, se necesitará emplear productos con menos aditivos o con propiedades antiinflamantorias o calmantes.
Estos tipos de piel muestra los signos del envejecimiento de forma fácilmente reconocible. Se podrá experimentar en estas pieles la flacidez, la opacidad, la deshidratación o la aparición de manchas oscuras.
Para hacer frente al paso de los años, se requiere de un mayor cuidado de estas pieles maduras. Al respecto se recomienda crear una ruta antienvejecimiento con tratamientos orientados a la restauración de la piel. Para ello, es aconsejable aumentar componentes como el colágeno, la protección contra los agresores ambientales y la renovación celular.
Ahora conoces mucho más acerca de los diferentes tipos de piel que existen. No obstante si lo que deseas es adentrarte en el mundo de la dermatología, necesitarás mucho más, una formación especializada. Por ello, en Euroinnova ponemos a tu disposición los mejores cursos de dermatología cosmética para que nada frene tus expectativas profesionales.
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