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La viruela aviar, también conocida como difteroviruela o enfermedad de Kikuth, es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a diversas especies de aves. Entre ellas se encuentran los canarios, un ave muy popular en España. Esto genera inquietud entre criadores y aficionados debido a su impacto en la salud y los posibles daños que puede ocasionar en los aviarios. En este artículo, abordaremos las causas, síntomas, prevención y tratamiento de la viruela aviar en canarios.
La viruela aviar es provocada por un Poxvirus, específicamente el Avipoxvirus, conocido por su alta prevalencia. Afecta a pollos, pavos, aves domésticas y silvestres. Este virus pertenece a la familia Poxviridae y ha sido detectado en diversas especies de aves de más de 23 órdenes y 232 especies diferentes (Bwala et al., 2015).
Este virus cuenta con varias cepas, lo que dificulta que las vacunas sean siempre efectivas. Se han aislado más de 111 tipos de poxvirus en aves, y su patogenicidad varía dependiendo del hospedador (Efstathios et al., 2018). En particular, la cepa canarypox está adaptada para infectar a los canarios (Gyuranecz et al., 2013). La especificidad de las cepas significa que algunas especies se ven más gravemente afectadas, como las gallinas por la viruela del canario, aunque no ocurre lo contrario.
La prevalencia de la viruela aviar en canarios varía dependiendo de la región, el clima, la estación del año (generalmente se transmite con más frecuencia en otoño e inicios del invierno) y las condiciones de manejo e instalaciones.
Los aviarios con alta densidad de aves o contacto cercano con aves silvestres tienen un mayor riesgo de transmisión. Los criaderos y aviarios son más vulnerables a brotes de la enfermedad si no se aplican medidas adecuadas de bioseguridad.
En situaciones de baja inmunidad, la enfermedad tiene mayor probabilidad de afectar negativamente a las aves. Factores como el estrés, enfermedades concurrentes y el uso de fármacos inmunosupresores aumentan la predisposición a la enfermedad.
Las medidas de bioseguridad son esenciales, tales como una ventilación adecuada, limpieza y desinfección de las instalaciones, control sanitario de las nuevas aves, y evitar la falta de cuarentenas. Además, el contacto con el exterior y la presencia de insectos y parásitos, como mosquitos y ácaros, favorecen la transmisión, ya que pueden actuar como vectores del virus.
La viruela aviar tiene varias vías de transmisión:
El virus entra al organismo por las vías mencionadas y se replica en las células del ave, causando daño localizado. El periodo de incubación es de 4 a 8 días y se forman nódulos o lesiones características en la piel, patas, ojos y cavidad oral. Estas lesiones pueden interferir con la alimentación y el movimiento del ave, afectando su bienestar general.
La enfermedad puede presentarse de dos formas:
Se caracteriza por hinchazón del ave, falta de apetito, dificultad para tragar, apatía y, en algunos casos, problemas respiratorios. Empieza con pequeñas pápulas amarillentas que se convierten en costras negruzcas, especialmente alrededor de los ojos, el pico y las patas. Estas pápulas causan picazón, lo que lleva al ave a frotarse contra los objetos. La mortalidad no suele ser alta y depende de si las lesiones afectan la vista o la capacidad de tragar.
Es más grave y afecta principalmente a aves con un sistema inmune débil. Se presenta con un cuadro respiratorio severo, dificultad para respirar debido a lesiones en la boca, esófago y vías respiratorias. Las aves pueden morir por asfixia o inanición, y a veces se observan diarreas. En casos graves, puede haber muerte súbita sin síntomas previos. Las lesiones cutáneas se transforman en pápulas, vesículas, pústulas y costras que dejan cicatrices profundas.
El tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas y apoyar el sistema inmunológico del ave. Es importante aislar a las aves enfermas para evitar la propagación del virus. Se debe cuidar la cicatrización de las lesiones y proporcionar alimentos blandos y agua para mantener la nutrición e hidratación. La rehidratación puede realizarse por vía oral, subcutánea o intraósea. En casos graves, se debe suministrar oxígeno y calor. La vitamina A puede ayudar en la regeneración de tejidos.
Nunca se deben retirar las costras o pseudomembranas, ya que esto puede causar hemorragias graves y llevar al ave a un shock hipovolémico.
La prevención es esencial para controlar la viruela aviar. Existen vacunas específicas para canarios que se administran por vía subcutánea o intramuscular y han mostrado ser eficaces para prevenir la enfermedad. Se recomienda vacunar a las aves susceptibles, especialmente en áreas con antecedentes de brotes.
Otras medidas preventivas incluyen mantener altos estándares de higiene, reducir el estrés, evitar el hacinamiento, vacunar periódicamente, realizar cuarentena y pruebas a las nuevas aves, controlar infestaciones de parásitos y evitar el contacto con aves silvestres y otros aviarios.
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