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Si estás buscando una solución definitiva para deshacerte de los puntos negros, has llegado al lugar indicado. En esta guía, de la mano de un experto, exploraremos diversas estrategias y recomendaciones que te ayudarán a eliminarlos y a establecer una rutina de limpieza facial efectiva para prevenir su reaparición. ¡Descubre cómo lograr una piel más limpia y libre de imperfecciones!
Los comedones, comúnmente llamados puntos negros, se originan cuando el orificio folicular se obstruye, es decir, cuando el canal por el que drena la glándula sebácea se bloquea. Esto suele estar relacionado con una producción excesiva de queratina (hiperqueratosis).
Estos comedones pueden presentarse como pequeñas protuberancias blancas (comedones cerrados) o negras, dependiendo del grado de oxidación de la queratina. Suelen darle a la piel una apariencia irregular y áspera. En su interior, se encuentra un núcleo sólido de sebo, que en algunos casos puede generar pústulas.
Las zonas más comunes donde aparecen son el mentón, mejillas, nariz y espalda, aunque también pueden desarrollarse en el cuello y el pecho.
Existen diversos factores que pueden favorecer la aparición de puntos negros. Entre ellos se incluyen:
Si quieres evitar la formación de comedones y eliminar los existentes, es fundamental adoptar una rutina de cuidado de la piel adecuada. Aquí te compartimos algunas estrategias esenciales:
Limpieza facial: Lavar el rostro con un limpiador suave y adecuado para tu tipo de piel dos veces al día. Evita el exceso de limpieza, ya que podría provocar un efecto rebote y aumentar la producción de sebo.
Hidratación: Usar productos no comedogénicos que no obstruyan los poros.
Exfoliación: Aplicar exfoliantes suaves una o dos veces por semana para eliminar células muertas y evitar la acumulación de sebo en los poros.
Uso de protector solar: Es fundamental para prevenir el envejecimiento prematuro y evitar la hiperpigmentación de las lesiones cutáneas.
Evitar tocarse la cara: El contacto frecuente con las manos puede transferir bacterias y sebo, lo que puede agravar el problema.
Mantener una buena higiene capilar: Si tienes cabello graso, es recomendable lavarlo con regularidad y mantenerlo alejado del rostro.
No apretar los puntos negros: Exprimir los comedones puede provocar inflamación, infección y cicatrices permanentes.
Revisar los cosméticos: Se recomienda optar por productos libres de aceites y no comedogénicos. Además, el maquillaje debe retirarse antes de dormir.
Estilo de vida saludable: Llevar una alimentación equilibrada, beber suficiente agua, realizar actividad física y reducir los niveles de estrés puede tener un impacto positivo en la salud de la piel.
Uso de productos específicos: Los retinoides tópicos (derivados de la Vitamina A), el ácido salicílico y el ácido glicólico ayudan a desobstruir los poros y reducir los puntos negros. Se pueden encontrar en productos de venta libre o bajo prescripción de un/a dermatólogo/a.
Consultar a un/a especialista: Si los comedones son persistentes o severos, es recomendable acudir a un dermatólogo/a, quien podrá ofrecer un tratamiento personalizado.
Ahora que conoces cómo prevenir y tratar los puntos negros, quizás te interese profundizar en el cuidado dermatológico. Aquí te dejamos una serie de acciones formativas relacionadas;
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