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Cada vez que vamos a comprar un producto nuevo o desconocido, tendemos a realizar una pequeña investigación porque queremos saber si estamos pagando la cantidad correcta de dinero por un producto específico. ¿Te suena? Así, podemos decir que, aunque no sepas todavía qué son los productos de comparación, seguramente ya los has utilizado.
En este artículo, exploraremos qué son los productos de comparación, pero además indagaremos en los distintos tipos de productos en mercadotecnia para entender su funcionamiento. ¡Sigue leyendo y conoce todos los detalles sobre los productos de comparación y otros!
Antes de comprender qué son los productos de comparación, vamos a entender qué es un producto exactamente. Un producto se define como todo objeto que está a disposición para su adquisición en un mercado con la finalidad de satisfacer una necesidad o deseo.
Según la definición anterior, un producto debería ser algo tangible para el consumo, el cual podemos usar cuando queramos, pero la llegada y evolución del internet ha cambiado un poco este concepto, convirtiendo programas digitales en productos también. Es así que, a pesar de no poder tocarlos físicamente, aún podemos poseerlos y consumir otra clase de productos, como series de televisión, películas, etc.
Ahora sabiendo esto, podríamos dar una definición de los productos de comparación, los cuales no son más que aquellos que podemos utilizar de referencia para comparar precios y calidad con los que queremos adquirir. En otras palabras, los productos de comparación son aquellos que implican una detenida comparación por parte de los consumidores para elegir el que mejor se adecue a sus necesidades, intereses o presupuesto.
Si quieres conocer más sobre los productos de comparación e indagar en otra tipología de productos, ¡sigue leyendo!
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La mayoría de las marcas se encuentran en un constante estado de competencia, e incluso algunas entran en una situación llamada "guerra de precios", la cual consiste en colocar un producto más barato que el de la competencia para así aumentar las ventas. Esta clase de estrategia puede ser considerada por algunos expertos en mercadeo como una especie de competencia desleal o una artimaña reprochable, perjudicando la reputación de la empresa que las practica y de su producto.
Este juego de competencia promueve lo que conocemos como productos de comparación. Antes de decidir si comprar un producto o el de la competencia, el usuario dedica tiempo y esfuerzo a obtener información sobre su calidad, su precio, sus características... En definitiva, a comparar el producto con el de la competencia para saber si, realmente, merece la pena. ¡Estos son los productos de comparación!
Un ejemplo de qué son los productos de comparación puede ser la eterna rivalidad entre la Coca-cola y Pepsi, que aunque son productos similares la gente suele comparar sus productos todo el tiempo. De igual manera, ocurre en todo el mercado, ya sea entre cadenas de comida rápida, marcas de coches, de cosméticos, y cualquier otro producto que se pueda comprar.
Para entender mejor este tipo de bienes, te dejamos algunos ejemplos de productos de comparación más claros:
Teléfonos móviles: antes de decidir cuál comprar, el usuario dedica tiempo a comparar sus características, precios y prestaciones.
Muebles: antes de amueblar una vivienda, el consumidor dedica tiempo y esfuerzo a investigar marcas, materiales, estilo, tamaños, precios...
Electrodomésticos como lavadoras, frigoríficos o lavavajillas. El consumidor final también suele comparar modelos y marcas para quedarse con el que mejor se ajusta a sus necesidades y presupuesto.
Calzado deportivo, como las zapatillas de correr de gama media.
Ahora que entendemos qué son los productos de comparación, es momento de explicar qué características se suelen comparar dependiendo de los bienes que se estén por adquirir (obviando calidad y precio). A continuación, te explicamos cómo funciona la comparación de productos en el caso de los bienes de compra comparada y según su categoría o sector.
En temas culinarios y de alimentación, existen los productos de comparación. Aunque la mayoría de alimentos -como leche, huevos o pan- son productos de conveniencia, es decir, que se compran sin pensar, también existen algunos productos de comparación, para los que se reflexiona antes de decidir su compra. Este es el caso, por ejemplo, de los vinos, el aceite de oliva virgen extra o los productos ecológicos o bio.
En estos casos, el consumidor tiene en cuenta las características más comparadas, como son el sabor, olor, textura, cantidad, presentación, etc. Así, los consumidores evalúan la calidad, el precio, el origen de los productos, sus beneficios, etc., antes de decidir si comprar unos u otros.
Entre la infinidad de productos de limpieza personal y doméstica, también existen los productos de comparación. Aunque ocurre como en el sector alimenticio, que la mayoría de productos son de conveniencia, también encontramos productos de limpieza de comparación, como por ejemplo detergentes de lavadora, productos de higiene personal premium o pequeños electrodomésticos de limpieza (aspiradoras, por ejemplo), entre otros.
En estos casos, se comparan características como durabilidad, olores, y otros como la efectividad que es uno de los rasgos más buscados al momento de decidir comprar.
En el caso de los electrodomésticos, existen numerosas tipologías de productos. Entre ellos, también los productos de comparación. Son compras que implican un gasto mayor que las anteriores y, por tanto, los consumidores suelen dedicar más tiempo a investigar y comparar antes de decidir qué electrodoméstico quedarse.
Así, se tienen en cuenta aspectos como la marca, la eficiencia, la tecnología, las prestaciones, la garantía, la capacidad...
Esta es una clasificación demasiado general, ya que existe un sinfín de electrodomésticos con una igual cantidad de fines, por lo que dejaremos para este caso a las computadoras como ejemplo, en la cual se compara una gran cantidad de características como procesador, RAM, capacidad de memoria, resolución de imagen, entre las más resaltantes.
Así como hemos puesto los más destacados, todavía existen otros tipos de productos que suelen ser utilizados como referencia para saber si estamos eligiendo bien, como las medicinas, herramientas, incluso instrumentos musicales, automóviles y cualquier otro objeto que se pueda adquirir.
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Una forma clásica de clasificación de producto según la experiencia de compra de los consumidores es la siguiente:
Ahora que ya sabes qué son los productos de comparación y sus principales características, es momento de descubrir el resto de tipos de productos de consumo. ¡Vamos!
Los productos de especialidad son aquellos que presentan un alto coste, pero están asociados a una identidad de marca concreta. En otras palabras, son productos caros que tienen características únicas y que ofrecen una experiencia de usuario tan distintiva que los usuarios están dispuestos a pagar más por ellos.
Los bienes de especialidad suelen estar caracterizados por tener una identidad de marca muy potente, un alto valor -justificado por su marca-, una distribución selectiva y exclusiva y campañas de marketing muy específicas, dirigidas a un público concreto.
Ejemplos de productos de especialidad son: prendas de ropa de diseñador, bolsos de lujo, automóviles de lujo, relojes de marcas exclusivas...
Los productos de conveniencia son aquellos que los consumidores adquieren de manera regular sin meditarlo mucho. En otras palabras, son productos habituales en la compra de un consumidor, que suelen tener un precio bajo y son fáciles de encontrar.
En el caso de los bienes de conveniencia, los consumidores ya suelen tener una marca de confianza y siempre recurren a ella, a no ser que tengan un buen motivo para cambiarla (como por ejemplo una gran oferta en otra marca).
Ejemplos de productos de conveniencia son: productos de consumo básico, como arroz o azúcar, productos de impulso, como chocolates o snacks, y productos de urgencia, como velas de cumpleaños.
Por último, los productos no buscados son aquellos que el consumidor no conoce o que, aunque los conozca, no suele pensar en comprarlos. Es decir, se trata de productos que no están ubicados en la mente del consumidor y, por ello, las marcas deben diseñar campañas de publicidad más potentes, de manera que consigan hacerse un hueco en ellas.
Los consumidores suelen adquirir los productos no buscados, únicamente, cuando los necesitan y su compra suele estar impulsada por temor o previsión.
Ejemplos de productos no buscados son: los extintores, los seguros de vida, las baterías de aparatos electrónicos... Son productos que normalmente no comprarías, a no ser que tengas una buena razón para hacerlo.
¿Qué te ha parecido nuestra clasificación de los tipos de productos en marketing? Seguro que ahora comprendes mejor las distintas categorías de productos y cómo estas influyen en el marketing y las campañas publicitarias.
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