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¿Desanimado al enfrentarte a las evaluaciones y pruebas? ¿La comprensión de conceptos y materias se te dificulta? Los estudiantes universitarios están expuestos a distintos estímulos que pueden influir en su aprendizaje, elementos distractores que acaparan su atención, factores sociales y emocionales que afectan su rendimiento y dificultan su educación, e incluso acarrean pérdida de seguridad y confianza en sus habilidades.
En consecuencia, a pesar de poseer los conocimientos sobre un área, muchos estudiantes carecen de motivación universitaria y confianza necesaria para afrontar los retos educativos. En este artículo haremos un repaso por los puntos claves en la motivación y estrategias para su fomento.
La motivación pertenece al ámbito de lo psicológico, siendo un término esquivo y difícil de medir, por lo que se han intentado distintos abordajes para recoger las características esenciales en su conceptualización. Podríamos indicar que la motivación, dirigida a cualquier objetivo e incluida la motivación universitaria, es el impulso o energía que provoca, mantiene y dirige la acción hacia un fin. Por lo tanto, dependiendo de su origen y su línea de acción, se puede clasificar en dos ítems: motivación intrínseca y motivación extrínseca.
La motivación intrínseca tiene su origen, o activación, en los deseos de satisfacción de necesidades o determinación personal del propio individuo. Es decir, más que regularizada por la recompensa externa o la validación de terceros, se trata de una meta impuesta y ansiada por la persona. De este modo, es el tipo de motivación más productivo, ya que genera compromiso por parte del estudiante.
Sin embargo, conforme van pasando los cursos escolares va disminuyendo su intensidad, por lo que, los esfuerzos de los docentes universitarios, están encaminados en la formación de este tipo de motivación universitaria.
La motivación extrínseca, por el contrario, se encuentra supeditada a factores externos, como la recompensa y el castigo. Sin embargo, un estudiante universitario movido por la expectativa de recompensa o frases motivacionales de sus pares termina generando dependencia; mientras que, si está orientado a la evitación del castigo, terminará asociando el contenido con emociones adversas y negativas. Por lo que, para fomentar la motivación universitaria, es necesario reducir la dirección de la acción controlada por elementos externos.
Ambos tipos de motivación universitaria cuentan con elementos que las pueden hacer mermar, sin embargo es clave saber cómo relacionarse con la motivación. Una relación académica sana no puede depender enteramente de solo un tipo de motivación, ya que la intrínseca merma con el tiempo y la extrínseca depende de agentes externos que pueden no estar presentes.
Por ello, para contar con una buena relación con el estudio primero es necesario procurar la motivación intrínseca, enfocándolo a distintos factores que servirán de ancla para la motivación, mientras se busca contar con la motivación extrínseca, por medio de incentivos propios o externos que permitan mantener el enfoque. De esta forma con ambos tipos de motivación se evita la pérdida del entusiasmo, sin embargo lograrlo no es tan fácil, por lo que te daremos algunos tips para hacerlo.
En ocasiones no se da suficiente énfasis a la motivación universitaria, durante o antes de iniciar el proceso de estudio debido a que en muchos casos se desconocen las repercusiones que esta puede tener para el rendimiento de un alumno. Aunque anualmente la pérdida de interés causa aproximadamente el 20% de las dimisiones en el primer año formativo de cada carrera.
Unos niveles bajos de motivación o encontrarse desmotivado por el estudio pueden aumentar los niveles de cortisol, una hormona que afecta las conexiones neuronales y es la segregada cuando el cuerpo se encuentra bajo estrés. Del mismo modo esto termina afectando el desempeño de las áreas del cerebro dedicadas al estudio y la comprensión de información convirtiendo el proceso en algo incluso más difícil, lo cual desencadena que se pierda incluso más el interés.
Como se mencionó antes, la formación es un proceso largo que requiere de una motivación universitaria constante y persistente. Gracias a esta es posible obtener una experiencia educativa más completa, más amena, mejorar los resultados y procurar un aprendizaje de calidad por medio de la motivación universitaria.
Las carreras universitarias suelen ser metas a largo plazo que demandan ser constante y mantener la motivación al estudio durante largos periodos de tiempo. Suele ocurrir, sin embargo, que alumnos con mucha energía al comienzo, paulatinamente decaigan en su esfuerzo.
En este apartado, mencionamos algunas actividades para implementar en el aula universitaria.
La autoeficacia es la percepción que tenemos de nuestras habilidades y destrezas, producto de los resultados a lo largo de nuestra vida académica. El sistema educativo convencional, y los profesores universitarios, suelen darle un énfasis mayor al éxito y descalificar los fracasos.
Un cambio a la hora de aportar retroalimentación estudiantil, son las frases motivadoras y palabras de aliento, haciendo hincapié en las flaquezas, no para sentenciar, sino para mejorar, es un cambio en la mentalidad y motivación del estudiante en sus capacidades. Si bien esta medida va enfocada hacia los docentes y su enseñanza, puedes aplicarla de manera personal prestando particular atención a tus equivocaciones para poder solventarlas apropiadamente y tomarlas como una oportunidad de aprendizaje.
Hemos advertido que una carrera universitaria es un proceso largo, por lo que, lo ideal es dividir los objetivos en metas a corto plazo.
Es importante planificar los objetivos basados en nuestra propia medida, es decir, sin compararnos con los demás, sino siguiendo nuestra propia pauta. De esta manera, contaremos con un medidor de nuestro crecimiento, al tiempo que las metas a corto plazo nos permiten mayor concentración y desglosar las labores a realizar. De esta forma el esfuerzo requerido es percibido como menor y reduce el estrés
Es importante que la motivación universitaria para cada actividad a realizar sea intrínseca primeramente, como se destacó anteriormente, para ello es necesario un cambio de perspectiva. Por ejemplo al estudiar para un examen la meta no debe ser la calificación, ya que eso genera estrés y depende de validación externa, en cambio es necesario enfocarse en que el aprendizaje produzca cierta satisfacción para que la relación con el estudio sea sana y provechosa.
Una estrategia común probada por múltiples psicólogos es el uso de medios externos para fomentar el ánimo. Esto podría ser colocar frases célebres, imágenes que inspiren o frases motivadoras en algún área de tu casa, en tu móvil o en tu ordenador, de forma que todas ellas vayan enfocadas a la motivación universitaria o que te ayuden a mantenerla. De esta forma podrás tener un estímulo positivo constante que te permitirá mantener enfocado.
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