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Se entiende como diversidad a todo aquello que es capaz de marcar una diferencia dentro de un grupo y se puede dar de manera cultural, social, económica y hasta personal. La diversidad cognitiva, o diversidad relacionada al conocimiento, tiene que ver con la forma en la que el sistema educativo maneja el aprendizaje en sus alumnos, la cual se relaciona estrechamente con la neuroeducación, que se encarga de estudiar el funcionamiento del cerebro durante el aprendizaje.
En las escuelas, cada niño tiene una manera de pensar distinta, de modo que también aprenden de maneras diferentes según su tipo de inteligencia, por lo que la diversidad funcional cognitiva en el aula tiene como objetivo hacer uso del pensamiento diverso de los alumnos para resolver problemas e incorporar conocimientos variados en el aprendizaje.
En el año 1983, el psicólogo Howard Gardner expuso una teoría en la que, tras muchos estudios, llegó a la conclusión de que la inteligencia va mucho más allá de las calificaciones que obtenemos en la escuela y que estas nada tienen que ver con el hecho de ser inteligentes o no.
La teoría de las inteligencias múltiples de Gardner asegura que el que una persona sea buena en los deportes, pero no posea habilidades matemáticas. No significa que no sea inteligente, sino que posee un tipo de inteligencia que le permite desarrollarse mejor en los deportes y esto forma parte de la diversidad cognitiva.
De este modo, las inteligencias del ser humano se activan de acuerdo a las circunstancias que rodeen a la persona, a su crianza y a su herencia genética, desarrollando así una inteligencia específica de acuerdo a sus propias necesidades.
Al hablar de diversidad cognitiva es importante hacer énfasis en la diversidad funcional, ya que esta es un fenómeno presente en la sociedad y que afecta a todos de igual manera.
En las sociedades, existen personas cuyos procesos cognitivos o capacidades son diferentes, no obstante la diversidad funcional no es sinónimo de discapacidad, sino un término empleado para hacer referencia a las discriminaciones o exclusiones.
Hoy día se trata de adaptar los espacios públicos y los entornos a las necesidades de las personas con discapacidad para mejorar la accesibilidad, de modo que no esté presente la exclusión social, lo que ha hecho que muchas organizaciones benéficas también trabajan en ello.
Este tema puede ser amplio, ya que también implica el uso de las tecnologías o, también conocidas como las TIC, para tratar muchas de ellas y que las personas puedan desarrollar su vida con normalidad.
La diversidad cognitiva es un tema que cada día gana más terreno, por ello hay diversos autores que han comenzado a abordar el tema o, que tienen tiempo en este tipo de investigaciones. Algunos de ellos son los siguientes:
Es un autor, doctor en pedagogía, quien también es miembro del Grupo de Investigación Didáctica, y ha trabajado sobre los temas de la integración de las TIC en los procesos de aprendizaje y enseñanza por medio de metodologías innovadoras que se centran en la impresión 3D, la robótica educativa, el aprendizaje móvil, y la gamificación.
Pedro Román y Esther Fernández Márquez son autores que han trabajado en conjunto sobre el tema de la diversidad cognitiva, específicamente sobre la accesibilidad de las TIC para la diversidad funcional cognitiva.
Es otro escritor que se ha centrado en el tema de la diversidad cognitiva, en lo concerniente a la defensa de una atención educativa que se enfoque en las necesidades de todos para que cada individuo pueda participar y no exista el riesgo de exclusión.
Esta autora se ha enfocado en la diversidad cognitiva a nivel universitario, especialmente con su texto titulado: Universidad Inclusiva.
Cuando en un equipo predomina la diversidad y el pensamiento divergente, los problemas pueden ser resueltos con mucha más rapidez, es por ello que el concepto analizado engloba las diferencias que los estudiantes presentan al momento de incorporar procesos de conocimiento.
Pero esto, tal como se ha enfatizado, puede ser tomado como un factor positivo y no como tradicionalmente se consideraba, es decir, algo negativo, para ello se deben implementar diferentes estrategias y metodologías en el aula conformando así grupos heterogéneos y fomentando el aprendizaje cooperativo.
Todo ello lleva a que se promueva en las aulas la heterogeneidad cognitiva, que no es más que la diversidad de experiencias que existen y que se pueden analizar tanto a nivel individual como grupal. Por último, lo más importante es trabajar con equipos en donde se tome en cuenta el modo de pensar de cada quien y que todos los individuos puedan sentirse en libertad de mostrar su diversidad.
La educación emocional se deriva de la inteligencia emocional, que forma parte de la teoría de las inteligencias múltiples, esta inteligencia es la que hace uso de la empatía, el autoconocimiento, las emociones y los pensamientos para permitir una mejor integración social, debido a esto la educación emocional ha intentado ser integrada en el sistema educativo de manera formal y así dar paso a la diversidad cognitiva.
La educación emocional es un proceso educativo que tiene como finalidad lograr el desarrollo de las competencias emocionales, estas competencias están asociadas a los valores éticos y morales que forman parte de la sociedad de forma universal y sirven a una persona para formar parte de la sociedad.
Se ha determinado que la educación emocional y la diversidad de conocimientos ayudan a adquirir nuevas competencias y proporciona crecimiento personal fomentando así una mayor felicidad. Este tipo de educación puede ayudar a formar una generación inclusiva, que acepte y respete la diversidad cultural y la diversidad a nivel general.
Al integrar procesos cognitivos en el aula, el aprendizaje no solo puede ser diverso y variado, sino que los alumnos pueden alcanzar la solución a problemas de manera más eficaz, ya que la diversidad de pensamiento y de inteligencias al trabajar en conjunto pueden alcanzar mejores resultados.
Hasta ahora la inteligencia emocional, la neuroeducación y la diversidad cognitiva no han sido adecuadamente integradas y desarrolladas en las etapas iniciales de la educación. De lograrse en la etapa primaria, se podría formar una generación de jóvenes con mayor sensibilidad emocional y empatía hacia sus semejantes que les permita crecer como seres humanos y como sociedad.
Además la educación emocional impartida desde temprana edad les permitirá a los estudiantes conocer e identificar sus propias emociones y aprender a manejarlas, de modo que conseguirán prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas y podrán potenciar las emociones positivas, pudiendo a su vez desarrollar la habilidad de la automotivación.
En resumen, se puede afirmar que en el aula es posible encontrar diferencias entre los miembros de un grupo, sobre todo en cuanto a los esquemas mentales, pero esto no debe ser considerado como algo negativo, al contrario todas estas diferencias pueden permitir que se mejoren ciertos aspectos, sobre todo en lo que se refiere a la creatividad y a la toma de decisiones.
Así, la diversidad puede ser aprovechada a nivel grupal para resolver tareas en un mínimo de tiempo, por ejemplo, ya que esta implica la perspectiva que se adopta ante una situación o problema y la manera en la que es procesada la información.
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