Máster en Análisis e Investigación Criminal + Titulación Universitaria
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En el ámbito del mundo criminal, la psicología juega un papel fundamental para entender los procesos y la conducta humana de un delincuente. Tal es así que, entender este tipo de comportamiento es esencial para abordar de manera efectiva los desafíos en el campo de la justicia, así como implementar estrategias de prevención y rehabilitación.
La intersección entre la mente humana y el comportamiento delictivo es un punto crucial que arroja luz sobre las motivaciones, factores subyacentes y patrones que influyen en la toma de decisiones criminales. Por eso, este enfoque no solo enriquece la comprensión de los casos individuales, sino que también contribuye a la formulación de políticas más informadas y a la implementación de estrategias preventivas y rehabilitadoras que aborden las complejidades inherentes a la naturaleza humana.
Lo primero de todo, es entender con exactitud qué es la psicología criminal. Esta es la disciplina que se encarga de estudiar el comportamiento, aptitudes, competencias, procesos mentales, carácter, la motivación del criminal y la infracción cometida. Por tanto, su objetivo principal es determinar las razones que llevan a una persona a realizar acciones punibles y especificar de qué manera se manifiesta y relaciona en la sociedad. Así, un mismo acto de transgresión puede ser cometido por dos personas con perfiles totalmente distintos. La psicología criminal se encarga de averiguar qué les lleva a comenterlos siendo tan diferentes, analizando cada caso y su relación con factores genéticos, emocionales y psicológicos.
Existe un consenso en el que los comportamientos criminales pueden entenderese a través de la interacción de una variedad de factores: familiares, individuales, educativos, sociales, culturales, económicos y amtientales, entre otros.
La psicología criminal persigue cuatro objetivos fundamentales:
Implica la revelación de la naturaleza del comportamiento delictivo a través de la nomenclatura y la clasificación basada en la observación científica.
Cuyo propósito es establecer las causas subyacentes de la conducta criminal.
Busca determinar con precisión cuándo ocurrirá un determinado comportamiento reprensible.
Inspecciona la conducta del malhechor, analizando las condiciones que le afectan y proponiendo medidas para su gestión y prevención.
La elaboración de teorías sobre el conflicto en el ámbito de la psicología criminal implica un análisis profundo de los factores que contribuyen a la aparición y perpetuación de comportamientos delictivos en situaciones de conflicto. Estas teorías buscan comprender cómo las tensiones sociales, económicas y personales pueden desencadenar la violencia y la transgresión de las normas legales.
Plantean la delincuencia como un fenómeno complejo de base bio, psico y social, desde un abordaje interdisciplinar.
Basan sus estudios en investigaciones que pronostican el comportamiento humano, así como la posible conducta que puede tener un criminal.
Tener consciencia de la forma de actuar del malhechor, permite fomentar técnicas específicas que pueden utilizar los profesionales implicados en su intervención, especialmente la entrevista o la profundización en los trabajos del interrogatorio.
Una comprensión mejor sobre el transgresor redunda en una mayor preocupación y entendimiento de las víctimas y sus procesos. Por un lado, es esencial para conocer los impactos psicológicos que el acto abusivo ejerce sobre la víctima, así, a partir del trauma de esta, se pueden descifrar las motivaciones que llevaron al agresor a cometer dichos sucesos. Por otro lado, al examinar minuciosamente la conducta criminal y sus efectos tanto a nivel individual como social, se busca comprender cómo la sociedad responde ante la perpetración de actos delictivos.
En la actualidad, la información relacionada con estas situaciones posibilita la identificación de numerosos factores contextuales y personales presentes durante antes y después del crimen, que pueden influir en cualquier testigo. Asimismo, se han llevado a cabo investigaciones que se centran en la evaluación de la credibilidad y fiabilidad de los testimonios.
Aborda varias funciones relacionadas con la resolución de casos delictivos:
Actualmente, se pretende combinar un conocimiento más preciso sobre la delincuencia con su aplicación práctica. Los estudios sobre la elaboración social del delito revelan cómo la percepción colectiva del mismo, el delincuente y el riesgo para la víctima no siempre coincide con la realidad. Es por ello, que se abordan medidas preventivas.
En este punto, resalta el apoyo proporcionado a jueces y abogados por parte de los psicólogos forenses. Este respaldo ha contribuido a una comprensión más profunda de la conducta criminal, sus procesos, su manifestación en individuos y mecanismos que pueden aumentar o disminuir en los integrantes del ámbito jurídico. Adicionalmente, se destaca la evaluación de medidas legales y sus consecuencias. En calidad de peritos, los psicólogos forenses pueden sugerir medidas judiciales que no solo deben ajustarse a las características del maleante, sino también al entorno en el que este reside.
El comportamiento delictivo es influenciado por una variedad de factores, tanto físicos como psicológicos, siendo estos últimos de importancia clave para comprender sus motivaciones. Los aspectos individuales de la personalidad, el estado emocional y los procesos cognitivos desempeñan un papel significativo en el desarrollo y ejecución de acciones delictivas. Diversas causas y circunstancias convergen en la comisión de un delito, incluyendo trastornos mentales como la psicopatía, que puede afectar la adhesión a normas sociales y la empatía. El entorno familiar en la infancia y adolescencia deja huellas duraderas, con experiencias traumáticas, contribuyendo a patrones de conducta desviados.
El aprendizaje de la violencia siendo menor, ya sea a través de modelos en el hogar, la comunidad, el colegio o los medios de comunicación y entretenimiento, también juega un papel destacado. El autocontrol y la gestión de impulsos son cruciales, ya que individuos con déficits en estas áreas pueden ser propensos a conductas transgresoras, especialmente en situaciones de estrés o conflicto.
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