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La medicina es una de las disciplinas y profesiones más importantes por su impacto no solo en la prevención, sino también en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Esto la sitúa como imprescindible para alcanzar el bienestar individual y colectivo. Una de sus aplicación es la medicina preventiva y salud pública, dos ámbitos complejos, pero necesarios para la sociedad. En lo que sigue, se comentan sus aspectos más importantes.
La salud pública se entiende como el conjunto de servicios y actividades que permiten la protección, la conservación y la recuperación de la salud. Al tratarse de un ámbito que tiene alcance sobre toda la población, su administración y aseguramiento se encuentra a cargo de instituciones públicas, por lo que está directamente financiado por el Estado. Una de las principales funciones de la salud pública es, entonces, velar por la salud de las personas en dos niveles: individual y colectivo. Así, se incluyen acciones para contrarrestar y prevenir enfermedades, infecciones, lesiones, adiciones, muerte prematura, entre otros, en diferentes contextos, desde el familiar hasta el laboral.
Siguiendo lo anterior, la medicina preventiva se encuentra dentro del marco de la salud pública. Los mecanismos y servicios de salud se orientan, por lo tanto, a planificar, desplegar, evaluar y proponer estrategias tanto económicas como políticas para minimizar los riesgos de salud asociados a la incidencia de enfermedades y demás condiciones adversas, entre las que se incluye la salud mental. Es así como, en tanto enfoque médico, la salud preventiva se alinea con los servicios de la salud y las instituciones asistenciales (postas médicas, hospitales, estaciones médicas, centros médicos, entre otros) para implementar programas que permitan una gestión eficaz de los recursos sanitarios y una intervención temprana.
La medicina preventiva general abarca diferentes actividades para la promoción de la salud, sobre todo, a través de las campañas de vacunación y programas de concientización sobre enfermedades comunes, infecciones de transmisión sexual, adicción a sustancias ilegales, salud mental, alimentación saludable, chequeos regulares, entre otros. Se busca, con todo, mejorar la calidad de vida de la población y garantizar el bienestar común.
La medicina ocupacional se enfoca en la prevención de enfermedades y accidentes en el entorno laboral. A través de la evaluación de riesgos ocupacionales y la implementación de protocolos de seguridad, esta rama busca crear entornos de trabajo seguros y promover el bienestar de los trabajadores.
Enfocada en la gestión eficiente de los servicios de salud, la administración sanitaria busca optimizar los recursos sanitarios y garantizar una atención médica de calidad. En efecto, se encarga de planificar, organizar y supervisar los servicios sanitarios para asegurar su accesibilidad y eficacia.
Esta rama se dedica a fomentar hábitos saludables y a crear conciencia sobre la importancia de la prevención de enfermedades. A través de campañas informativas y programas educativos, la promoción de la salud busca empoderar a la población para que tome decisiones informadas sobre su bienestar.
La epidemiología, por su parte, aborda los patrones de las enfermedades en la población, de tal manera que identifica sus causas y propone estrategias de prevención. Utiliza la investigación y el análisis de datos para comprender mejor cómo se propagan las enfermedades y cómo se pueden prevenir.
La salud objetiva refiere al estado de bienestar físico, libre de enfermedades o afecciones, y se evalúa mediante indicadores y parámetros clínicos específicos. Este concepto se centra en datos cuantificables, tales como niveles de presión arterial, índices de masa corporal y resultados de pruebas de laboratorio, los mismos que proporcionan una visión tangible y mensurable del estado de salud de un individuo o población. Este concepto está relacionado con los servicios de asistencia sanitaria.
Por otro lado, la salud subjetiva se relaciona con la percepción personal del bienestar. Este concepto engloba las experiencias, expectativas y satisfacciones individuales respecto a la salud y calidad de vida. Aunque no se mide de manera directa mediante pruebas clínicas, la salud subjetiva ofrece una perspectiva valiosa sobre el estado físico, mental y social de los individuos. Este concepto, por su parte, está vinculado con la demanda de la población en torno a los servicios sanitarios.
La salud etiológica se enfoca en las causas subyacentes o etiología de las enfermedades y condiciones de salud. Este concepto busca entender los factores de riesgo, causas y mecanismos que subyacen a las enfermedades y afecciones, lo que permite desarrollar estrategias de prevención y tratamiento basadas en la comprensión profunda de las raíces de las condiciones de salud.
Finalmente, la salud social contempla el bienestar colectivo y considera los factores sociales, económicos y medioambientales que impactan la salud de las comunidades. Este enfoque reconoce que la salud de los individuos está intrínsecamente ligada a las condiciones sociales y ambientales en las que viven y, por ende, busca mejorar la salud colectiva a través de la mejora de estos factores y la reducción de las desigualdades en salud.
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