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La arquitectura brutalista es un movimiento arquitectónico que surgió a mediados del siglo XX, como una rama dentro del movimiento moderno. Se caracteriza por un uso expresivo y honesto de los materiales sin maquillar, especialmente del hormigón en bruto. Este estilo, lejos de ocultar los elementos constructivos o detalles arquitectónicos, los exhibe sin intentar taparlos, revelando la belleza de la estructura misma. En sí mismo, el término "brutalista" proviene del francés "béton brut", que significa "hormigón crudo".
La arquitectura brutalista buscaba una vuelta a lo esencial y básico, sin florituras, a la funcionalidad y a la honestidad estructural. Los arquitectos brutalistas rechazaban la ornamentación excesiva y se enfocaban en crear espacios que fuesen útiles y que perdurasen en el tiempo. A pesar de su nombre, la arquitectura brutalista nunca ha buscado crear edificios fríos, sin humanidad, sino todo lo contrario. Su intención siempre ha sido la de construir espacios que respondan a las necesidades de la sociedad y que envejezcan de forma digna, no siguiendo una moda pasajera.
El brutalismo se caracteriza por una serie de elementos distintivos muy característicos. En primer lugar, y el más importante, el uso del hormigón en bruto. El hormigón siempre ha sido el material estrella en la arquitectura brutalista. Se utiliza en grandes masas, a menudo sin revestir ni con yesos ni con pinturas, para mostrar su textura en bruto y su fuerza visual.
En cuanto a las formas geométricas, los edificios brutalistas suelen tener estructuras simples a la vista y geometrías sencillas, como cubos, cilindros o rectángulos. Estas formas transmiten una sensación de solidez y permanencia en el tiempo. Es importante destacar que su sencillez estética no implica que no haya complejidad en su estructura.
Otra de las características de este movimiento arquitectónico es el uso de grandes voladizos en su diseño. Los voladizos son elementos estructurales que sobresalen de la fachada de un edificio. En la arquitectura brutalista, estos suelen utilizarse con la intención de crear sombras y proteger del sol, además de conferir a los edificios un aspecto más elaborado o complejo con esos salientes en la fachada.
En arquitectura brutalista, cuando se habla de carpinterías al exterior, de forma generalizada su diseño será el de ventanas estrechas y ranuradas, lo que reduce la entrada de luz y crea un ambiente interior más oscuro e íntimo, no estando en las líneas de diseño actuales que buscan aprovechar al máximo esa luz natural con grandes ventanales.
Por último, como ya se ha mencionado, existe una marcada ausencia de ornamentación. Los edificios brutalistas se caracterizan por su sencillez y poca presencia de elementos decorativos o florituras. La belleza reside en la propia estructura y en la calidad de los materiales usados en ella.
Para saber identificar un edificio brutalista, se debe prestar especial atención a los siguientes elementos:
Existen múltiples ejemplos de edificios brutalistas en todo el mundo, construidos siguiendo sus principios y características. Numerosos arquitectos de gran renombre sucumbieron a esta rama del modernismo usando hormigón.
En primer lugar, es importante destacar el proyecto Unité d'Habitation de Marsella (Francia) del afamado arquitecto Le Corbusier. Este complejo de viviendas sociales es uno de los iconos de la arquitectura brutalista por excelencia.
Continuando con edificios brutalistas orientados a vivienda, es importante mencionar el Edificio Barbican (Reino Unido), diseñado por el grupo de arquitectos CPB (Chamberlin, Powell and Bon). Este complejo de viviendas y también de oficinas es uno de los ejemplos más emblemáticos del brutalismo británico.
En cuanto a edificios destinados a otros usos, la Torre de la televisión de Berlín en Alexanderplatz (Alemania), diseñada inicialmente por Hermann Henselmann, es un ejemplo de la influencia del brutalismo en la arquitectura de la posguerra.
Diseñada por el arquitecto William Pereira y construida a finales de los años 60, la Biblioteca Geisel es una obra maestra del brutalismo dentro del Campus de la Universidad de San Diego (California, EE. UU.). Esta imponente estructura de ocho pisos, revestida en vidrio y hormigón, es un ejemplo de diseño brutalista fusionando modernismo con un estilo más futurista, alejado de las clásicas formas simples.
Por último, pero no menos importante, debemos hacer referencia a Torres Blancas de Madrid (España). Diseñado por el arquitecto español Francisco Javier Sáenz de Oiza, este conjunto residencial madrileño es una de las obras más representativas del brutalismo español.
Muchos más arquitectos destacados realizaron diseños brutalistas, como Ernő Goldfinger (Balfron Tower y Trellick Tower) o Moshe Safdie, con Habitat 67 (Montreal, Canadá), una obra maestra del brutalismo modular.
La arquitectura brutalista es un estilo arquitectónico que ha dejado una huella imborrable en el paisaje urbano del siglo XX. Su honestidad estructural, su funcionalidad y su belleza atemporal lo convierten en un movimiento arquitectónico de gran interés e inspiración.
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