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Las nuevas generaciones demandan una educación basada, cada vez más, en la didáctica y en la pedagogía. Por consiguiente, la docencia tiene la obligación de enriquecer el aprendizaje tradicional con otras metodologías más dinámicas, esto con el objetivo de facilitar que el alumno asimile los conceptos y los contenidos establecidos en cada materia.
En este sentido, la educación continua y el reciclaje profesional de los/las docentes requieren introducirse en el uso de herramientas tecnológicas, el cual es cada vez más común en las aulas. Los profesionales de la educación deben mantener sus competencias actualizadas para así asumir sin dificultades cualquier reto profesional. Por eso, lograr sistemas educativos de calidad es el objetivo principal por el que muchos profesionales apuestan por los Diplomados en Educación más novedosos. Quedarse atrás en el desempeño de su profesión no es una opción.
En el esfuerzo por sortear los retos de la educación actual, también se ha pensado en cómo impactar en la vida de las personas más allá del aprendizaje de materias elementales como las matemáticas. De hecho, una aplicación práctica de ellas está en la Educación Financiera. Pero ¿en qué consiste? ¿Por qué es tan importante más allá de las escuelas?
A continuación, te contamos más sobre ella. ¡Sigue leyendo para saber más!
Si tuviéramos que mencionar uno de los tantos aspectos que permean nuestras vidas, elegiríamos sin lugar a duda las finanzas como una de ellas. ¿Cuál es la razón? Están presentes en –diríamos– todo lo que nos involucra como individuos insertos en dinámicas económicas que atienden a determinado sistema. Este, con precisión, está relacionado con la manera en que una sociedad planifica sus actividades económicas, a la vez que regula tanto los bienes y servicios como la asignación de estos entre sus ciudadanos.
Aunque parezca una reiteración, dichos ciudadanos, por lo tanto, deben contar con conocimientos básicos sobre economía y finanzas. La importancia de estos radica en que permiten lograr una gestión y planificación más eficientes de los recursos financieros dentro de las finanzas personales o las finanzas corporativas. Al mismo tiempo, permiten conocer los derechos y las obligaciones a las que están sujetos en las relaciones con la banca, sea esta estatal o privada. De esta manera, conocer y comprender los conceptos básicos de las finanzas permite una mejor relación con el entorno económico, lo que favorece de manera directa a la maximización de beneficios de cualquier acción vinculada con este rubro. Entonces, cabe la siguiente pregunta: ¿por qué es tan importante la educación financiera?
La educación financiera permite comprender con profundidad el modo en que funciona, por ejemplo, la compra y qué hay detrás de ella. En otras palabras, permite entender el funcionamiento de la oferta y la demanda; la planificación y gestión de préstamos e inversiones; la elaboración de planes de ahorro; y, cuando se cuenta con una empresa o emprendimiento, la repartición de dividendos entre socios y accionistas. Asimismo, es muy útil para afrontar la incertidumbre financiera, de tal manera que es posible tomar medidas de contingencia para la prevención de riesgos. En todos los casos, el objetivo es el mismo: lograr beneficios a través de la óptima gestión de recursos.
Sabemos que las finanzas requieren una formación específica. Pero si vemos este campo en perspectiva, este tipo de conocimientos no se circunscribe a los profesionales de las finanzas, de la contabilidad o de la economía. Por el contrario, competen también a todas las personas que cuentan con diferentes carreras profesionales u oficios. Entonces, ¿quiénes las enseñan y cómo hacerlas compresibles?
Aquí resalta la figura de los/as docentes o especialistas en finanzas que ejercen en el rubro de la educación financiera. Ellos/as se encargan no solo de impartir nociones, conceptos y contenidos relacionados, sino que también trabajan como asesores de quienes necesitan realizar algún análisis, una gestión o la toma de decisiones con respecto a inversiones o endeudamiento. En pocas palabras, su rol es brindar, por un lado, el acompañamiento necesario a estudiantes e interesados en el tema, y, por otro lado, aconsejar o realizar consultarías en los ámbitos particular y empresarial. Pero ¿cómo especializarse en educación financiera? Cursar un diplomado es la respuesta.
El diplomado es un curso de corta duración cuya estructura se organiza en módulos dedicados a abarcar contenidos de un tema/área específico. Su duración se calcula en horas y estas no llegan a ser menores de 180 ni mayores de 240. Esto depende, en todo caso, de los objetivos trazados en su diseño. Ahora bien, tras haber superado el programa de estudios, se obtiene una certificación que sirve como constancia de la culminación satisfactoria de todos los módulos.
Con un diplomado en Educación Financiera será posible trabajar incluso con niños y jóvenes, quienes también deben aprender todo lo relativo a las finanzas. Además, al tratarse de un tema de gran importancia en la economía familiar y corporativa, se podrá realizar un seguimiento en todo nivel de la administración de dinero y bienes, así como se podrán anticipar situaciones de riesgo en un contexto tan impredecible como el actual (inflación, crisis, variaciones del mercado, etc.).
Son muchos los beneficios de la educación financiera, de los cuales podemos mencionar los siguientes:
Las salidas profesionales en el ámbito de la educación financiera son variadas y proveen una gran gama de oportunidades laborales debido a su importancia. Es posible, por lo tanto, trabajar no solo en escuelas, institutos, universidades y centros de formación de posgrado, sino también en entidades bancarias, administraciones públicas y empresas privadas como asesor, analista o gestor financiero. En todos los casos, el/la especialista estará encargado/a de acompañar decisiones, comprender el entorno económico y encontrar soluciones para problemas específicos dentro de la gestión de recursos.
Ahora bien, con respecto al salario, este puede variar según diversos factores. Entre ellos, resaltan el nivel de estudios, la ciudad en la que se vive, el empleador, los años de experiencia y, desde luego, la formación continua y las especializaciones. Estas últimas son muy importantes en el momento de conseguir un trabajo en el que se solicita un perfil altamente cualificado para cubrir funciones de gran importancia.
Los diplomados son la mejor opción para tu formación continua. De hecho, presentan una serie de ventajas frente a otros estudios, como los cursos o las maestrías. A continuación, te presentamos las razones por las que realizar un diplomado puede catapultar tu carrera profesional:
Además, si buscas alcanzar un mayor impacto en tu carrera, puedes incluso estudiar un maestría en innovación y tecnología educativa. ¿Te animas a ser parte de la vanguardia de la educación?
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